Fue asesinado en 1936 y su música corrió el riesgo de dormir el sueño eterno en partituras condenadas a la desaparición mientras España se veía obligada a convivir con una dictadura. Su música estuvo prohibida hasta 1977 hasta que, con la llegada de la democracia, una serie de expertos se implicaron en su recuperación. Tan importante fue su labor entonces como la puesta en escena que ayer protagonizaron Elisa Rapado y Adriana Viñuela en la Biblioteca Pública. Allí, entre los muros que conservan algunas de las pinturas de la malograda iglesia de la Concepción, revivieron algunas de las notas de Antonio José en compañía de los versos del poeta más universal, Federico García Lorca, cuyas palabras nunca pudieron ser silenciadas.

"Quisieron silenciar a Lorca y no lo consiguieron, porque pronto se convirtió en símbolo de la represión, la resistencia y el exilio. A Antonio José, además de matarlo, quisieron acabar con su legado, pero tampoco lo han conseguido", explica Elisa Rapado, musicóloga y pianista que ayer desempolvó las notas sobre las que Adriana Viñuela premió a los asistentes con su delicada voz.

"Fue un excelente compositor. Prueba de ello es que su sonata para guitarra, que se encontró en 1990, hoy es una de las tres piezas de su género más interpretadas", ejemplifica Rapado. Un compatriota de Antonio José, el burgalés Palacios Garoz, fue una de las personas que más ha luchado por hacer justicia al músico. En vida, algo más joven que Lorca, el homenajeado "no tenía tantos recursos como Lorca para quedarse en Madrid y desarrollar su carrera, así que tuvo que irse", detallan las protagonistas del acto organizado por el Ayuntamiento de Zamora.

El recital de ayer -que mezcló canto, piano, poemas y también teatro- contribuyó a un objetivo claro. "La gente tiene que saber quién fue Antonio José. ¡Si hasta escribió una ópera hace ochenta años que aún no se ha estrenado!", reivindica la pianista Elisa Rapado.

García Lorca

A lo largo del recital "Dos ausencias. Vida y muerte de Antonio José y García Lorca: España en 1936", la producción de Lorca y del músico burgalés se fueron sucediendo. Este último abrió el acto con temas como "Cinco canciones para niños", "La mañana" o "Balada". El turno de Lorca llegó de la mano de Xavier Montsalvatge, quien puso música a algunos de los poemas del granadino.

La velada terminó con una especie de representación teatral en el espacio de la Biblioteca Pública. Nuria Castaño, actriz y directora leonesa, dio vida a esta parte que completó una tarde especial. La ausencia de tantos años, de décadas, terminó a través del lenguaje más universal, el de la música.