El intérprete Antonio Garrido pisa mañana el escenario del Teatro Principal con el montaje "Nuestras mujeres".

-Actúan en el Teatro Principal con un montaje que habla de las mujeres y el elenco lo integran solo hombres.

-En el escenario efectivamente solo estamos tres hombres, pero durante toda la función están presentes cuatro mujeres que siempre están planteando encima del escenario. En el texto el autor Eric Assous sitúa tres amigos que juegan al póker y uno de ellos llega tarde porque dice que ha matado a su mujer, ante ese bombazo los personajes se plantean qué hacer. Desde las diez de la noche que llega Simon hasta las siete de la mañana, el tiempo en el que transcurre la función, estos tres personajes debaten sobre qué es lo justo, qué es la Justicia, qué es la amistad y empiezan a salir esos trapos sucios que todos tenemos en nuestra mochila con nuestros amigos.

-El público entonces se puede sentir muy identificado.

-No solo eso. Nosotros decimos que en la partida de póker estamos tres y el cuarto jugador es el público. El espectador, y me avalan más de 180 funciones que llevamos, siempre en algún momento de la obra piensa que cuál de los tres actores es él.

-Para usted ¿es necesario que eso suceda en el teatro?

-El teatro es de las pocas artes en el que se trata al espectador como un ser inteligente. Si algo caracteriza al teatro y lo diferencia de otros espectáculos es que al espectador se le hace pensar de manera inconsciente. Es necesario y fundamental que el público se involucre en la función y es uno de los retos de contar una historia. Siempre digo que la mejor crítica que nos hacen es lo que me he reído, pero en el fondo qué historia hemos contado. Creo que la mejor forma de llegar al espectador y contarle un tema serio es a través de la risa, a través de la comedia que nos hace sentir vivos y nos hace pensar.

-La comedia ¿goza de buena salud por la situación que vivimos?

-No, la comedia siempre ha tenido mucha cabida porque al espectador le gusta olvidarse de sus problemas, meterse en otras vidas y pasar un buen rato. Además el público cada vez diferencia más entre comedia fácil y comedia de verdad. No es lo mismo salir a un escenario a contar chistes que hacer comedia. La comedia es mucho más difícil que el drama y no está suficientemente valorada.

-¿Por qué?

-Porque existe un gran intrusismo. Actualmente, con todo mi respeto para quienes lo hacen monólogos entre la gente joven abunda el ir a ver a un monologuista y dicen que han ido al teatro. Eso para mí no es ir al teatro. El público nuevo confunde ir al teatro con ir a ver a los monologuistas, el público asiste a un teatro pero no va a ver teatro porque el teatro son personajes que tienen un conflicto.

-Usted ha encarnado papeles de malo malísimo y de bueno buenísimo.

-Así es (risas). Creo que todos los personajes tienen mucho de los actores, tienes que potenciar tu parte más buena o tu parte más mala. No obstante, a mi me divierten más los malos porque son terapéuticos, pues puedes hacer en la ficción todas aquellas cosas que en la vida real nunca realizarás.

-De todos los personajes que ha interpretado en su larga trayectoria, ¿cuál le ha marcado?

-Para mí fue Yago. Cuando hice con el Centro Andaluz de Teatro "Otelo" y el entonces director Emilio Hernández me designo para el personaje de Yago. Hacía poco que había acabado la carrera de Arte Dramático y hacer un personaje de este calibre resulto especial. Además, funcionó muy bien, Haro Tecglen me hizo una crítica positiva pero la mejor fue la de mi madre que me dijo que en ningún momento había visto a Antonio.

-Se ha quedado con un papel de teatro pero usted ha hecho mucha televisión y en los últimos años se le ha visto en "Isabel" o "El caso", entre otras series.

-En esta profesión o te mueres de hambre o te mueres de sueño y además va por rachas, pero yo lo que hago es adaptarme al medio que me toque. Yo conozco bien la televisión porque hasta he sido presentador. Las audiencias intento que no condicionen mi trabajo porque hay factores que no podemos controlar, lo que hago es hacer todo lo mejor posible mi trabajo. Puedes hacer una serie espectacular y como te programen a las tres de la madrugada no te va a ver nadie o haces una interpretación mayúscula pero luego el director la corta en el montaje, por lo tanto lo que yo puedo hacer lo hago lo mejor posible intento disfrutar con lo que hago porque esta profesión ya de por sí es bastante jodida.

-Alude a las muchas complicaciones de su oficio.

-Tenemos un problema muy gordo porque solo un 8% de los actores podemos vivir de nuestro trabajo. Si no hay para llenar la nevera está claro que no vas a gastártelo en lo lúdico. El teatro alimenta la cultura y cuando se subvenciona un montaje el dinero no se está yendo para quienes interpretan o producen sino que repercute en el público, se está invirtiendo en ser mejores personas. Otra cosa es que a los de arriba no les interesa que los de abajo piensen. Solo interesa pan y circo un problema que debería de solucionarse desde la educación porque no puede suprimirse las arte plásticas, la música, teatro, y danza del sistema educativo porque es como se desarrolla la capacidad creativa del joven y del futuro adulto.

-En estos momentos está enfrascado en la grabación de una serie.

-De "¡Family!" con Antonio Resines y Fernando Cayo, entre otros compañeros. Es una comedia que tiene muy buena pinta con unos guiones muy buenos. Nos estamos riendo mucho al grabarla. Además en enero se estrenará una película que rodé el año pasado "En zona hostil", la primera cinta que se hace en España sobre la guerra de Afganistán que parece que se ha hecho en Hollywood. Tiene mucha acción de verdad. Me animé por el guión, por la experiencia y por hacer algo que hasta ahora no se había hecho en España.

-Para que Antonio Garrido diga que sí a un trabajo ¿qué tiene que tener?

-Tiene que tener un plus, me meto de cabeza y si es un reto, mucho mejor. Disfruto cuando encaro personajes que no son fáciles. En el caso de Max, el personaje que interpreto en "Nuestras mujeres" no tiene nada de próximo a Antonio Garrido.