"Hay que acatar una decisión tan personal, no todos quieren su fin en el cementerio"

Es como "poner puertas al cielo". Así ven los zamoranos la prohibición de la Iglesia de esparcir cenizas de difuntos, conservarlas en casa o convertirlas en artículos ornamentales, una restricción que contempla incluso negar el funeral en el caso de optar por estas alternativas. "Respeto", "libertad" y "cumplimiento de las últimas voluntades de los familiares difuntos" son las palabras más repetidas por algunos de los zamoranos que ayer se encontraban en el cementerio San Atilano de la capital.

En el camposanto zamorano ayer no se hablaba de otra cosa: "¿Habéis oído la prohibición de guardar las cenizas en tu propia casa o de liberarlas?", se preguntaban en corrillos en relación al polémico documento redactado por la Congregación para la Doctrina de la Fe. La Iglesia cree que con esta imposición "se evita la posibilidad del olvido o la falta de respeto que pueden sobrevenir una vez pasada la primera generación, así como las prácticas inconvenientes o supersticiosas", si bien el objetivo último es mantener a los fallecidos en "un lugar sagrado", es decir, en el cementerio, una iglesia o un área dedicada a tal fin por la autoridad eclesiástica competente. Sin embargo, los zamoranos opinan que el paso del tiempo y de las generaciones no conllevará más que "la pérdida de la costumbre de enterrar en el cementerio", sin obviar que "aquí mucha gente viene a limpiar las sepulturas solo para el día de Los Santos, el resto del año, ni pisa". No obstante, entienden que una vez pasada la barrera de los abuelos "nadie vendrá a rezar aquí, nadie se acordará de nosotros como es normal".

Sobre la restricción de conservar las cenizas en casa, muchos de los zamoranos comparten que es una opción "que no elegiría". Sin embargo, defienden que "quien así lo quiera por sentir a su ser querido cerca o por no poder ir al cementerio, en su derecho está". Su esparcimiento al aire libre por tierra, mar o aire tiene también el beneplácito de la mayoría, eso sí, "siempre y cuando no perjudique al medio ambiente y dentro del sentido común". Algunos de ellos encontraron hace un tiempo una urna en el embalse, "y eso no está bien", e incluso "vimos esparcir cenizas en un estanque, que no es ni higiénico ni adecuado". Algunos reconocen haber dejado volar las cenizas de sus familiares por el río Duero porque "para ir al cielo no hay ninguna regla escrita".