Aboga por el papel activo de la tercera edad en la sociedad y, sobre todo, por mantener a este sector de la población en su entorno. El zamorano Javier Benavente Barrón, fundador y presidente de la Fundación Alares, experta en atender a la población más vulnerable, explica hacia dónde se tiene que dirigir la sociedad para atender a sus mayores.

-¿Cuál es el panorama social al que se enfrenta España con una elevada tasa de gente de avanzada edad?

-En España, la tasa de dependencia en el 2052 será del 99,54%, lo que significará que cada persona activa tendrá que sostener a una inactiva. El grupo de población que más rápido crece son las personas mayores. El INE estima que para el 2030, el número de personas mayores de 100 años superará los 50.000. Este dato nos pone sobre aviso de que, en tan solo 15 años, habremos multiplicado por cuatro el número de personas centenarias. Con este horizonte, y teniendo en cuenta las tasas de paro en las que hoy nos movemos, del 19,5%, el análisis serio y los diagnósticos críticos, son necesarias soluciones para resolver los problemas y aprovechar las oportunidades que esta nueva y próxima realidad nos plantea en las próximas décadas. Los mayores cada vez más buscan mayor independencia, quieren disfrutar de su vejez, lo que conlleva nuevas necesidades que hay que cubrir. En Alares trabajamos de forma innovadora y prioritaria en desarrollar y desplegar servicios asistenciales que cubran las necesidades nuevas que están teniendo para hacerles independientes en sus propios domicilios, y no solo en las grandes ciudades, sino también en núcleos rurales, llegando así a cualquier lugar de España.

-¿Hacia dónde nos conduce el aumento de la esperanza de vida?

-Está provocando y provocará un aumento significativo de la tasa de dependencia, de personas que no pueden valerse por sí mismas en el día a día, que hace necesaria la puesta en marcha de un verdadero plan de servicios adaptado a las necesidades particulares de cada persona y, que además del proceso iniciado en España mediante la Ley de Dependencia en 2006, se complemente con la posibilidad de acceso a otros servicios a la persona que faciliten la asistencia ante situaciones de convalecencia o dependencia temporal. Según encuestas y estudios realizados por Alares periódicamente entre la población de distintas edades, detectamos que 9 de cada 10 personas mayores quieren seguir viviendo en su hogar. Sus recuerdos y su vida están ahí, y sacarles de su espacio, es quitarles vida. Por ello, en base a estos deseos, debemos trabajar más en cómo mantenerles en casa, en sus propios domicilios que en crear grandes redes de entornos residenciales de mayores.

-¿Se valora a la tercera edad en la sociedad?

-Si nos referimos a mayores activos, es más que evidente que estos son un pilar fundamental en las familias, facilitan la conciliación de la vida personal y profesional de sus hijos, llegando incluso a colaborar económicamente cuando sus hijos lo necesitan o acogiéndoles en su casa debido a la precariedad económica derivada de la crisis que durante estos años muchas familias han vivido o están viviendo. En España, hoy, nuestros mayores se hacen cargo en una de cada cuatro familias en las que trabajan los dos.

-¿Hay que desarrollar la autonomía personal de este sector de la población?

-Es el valor al alza en el envejecimiento activo que promulgamos en nuestra sociedad actual, y todos estamos concienciados de que la tercera edad, para que no suponga un problema, como sucede cuando los hijos no pueden ocuparse de ellos, debe tener una respuesta rápida a nivel asistencial que les permita mantener su calidad de vida diaria. Pero por otro lado, las personas mayores serán en los próximos años la mayor fuente de empleo de nuestro país que, junto con el turismo, serán los dos grandes sectores que sustentarán nuestra sociedad y al que el próximo Gobierno que salga elegido deberá prestar una especial atención para crear las condiciones adecuadas para su desarrollo. Esta es una transformación social llena de inquietudes pero también de muchas oportunidades para todos, para la calidad de vida de nuestros mayores y para la creación de empleo y toda la industria que se generará alrededor de todo ello.

-¿Cómo afecta esta situación a provincias como Zamora, una de las más envejecidas?

-Zamora presenta una pérdida importante de población, principalmente entre la franja de personas en edad de trabajar, pero los mayores de 65 años permanecen en sus hogares. De esta manera se requieren personas de cuidados y atención, y servicios que acompañen a estas personas en sus necesidades del día a día. Además la población se distribuye en pequeños municipios, con lo que el acceso a los servicios no es tan sencillo como la oferta que se puede encontrar en las grandes ciudades. Se hace necesario profesionalizar la actividad del cuidado personal en el domicilio y desarrollar medidas fiscales y de seguridad social incentivadoras que hagan accesibles económicamente estos servicios a cualquier persona, además de impulsar su desarrollo en cualquier localidad por pequeña que sea. Desde Alares trabajamos en ello desde hace mucho tiempo, incluso impulsando medidas regulatorias a través del Gobierno central y de los grupos parlamentarios para que todo eso sea posible. Y a nivel de prestaciones a las personas en sus hogares contamos con un equipo de profesionales expertos en el ámbito de cuidados asistenciales que nos permiten llegar a cualquier rincón de España, no solo de Zamora. Nuestro equipo está formado por trabajadores sociales, neuropsicólogos, auxiliares de ayuda a domicilio, médicos geriatras y fisioterapeutas.

-¿Se puede aprovechar de alguna manera entonces esta situación para que sea un nicho de empleo y desarrollo?

-Claro que sí. Estudios internacionales sobre el mercado laboral respaldan el enorme potencial generador de empleo de la atención a la dependencia y discapacidad. Desde 2007, con el inicio de la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a la Dependencia, se creó un derecho para la ciudadanía, sobre las necesidades de atención a las personas en situación de dependencia, donde el grosor de beneficiarios son personas mayores de 65 años.

-¿En qué benefició?

-Esto suponía creación de actividad económica sostenible y generación de empleo, pues la atención a la dependencia se concreta, fundamentalmente, en actividades de atención personal y social, que son intensivos y especializados en personal.

-¿Por qué no se han visto reflejado este potencial en la realidad?

-El problema de que este hecho no sea de especial impacto en la generación de empleo actualmente viene de la financiación insuficiente y la articulación errónea de los recursos a prestar por parte de las administraciones. Pero el gran nicho de empleo no está solo en las personas cubiertas por la Ley de Dependencia, sino en todo el gran volumen de servicios y atenciones que precisan todas las personas mayores aún no dependientes, en edad de jubilación y con deseos de disfrutar de todo aquello que en su anterior vida laboral no pudieron hacer. Y esa asistencia en la vida diaria de las personas puede crear un volumen de empleo tan importante o mayor que el que se creará en la Atención a las Personas Dependientes, si se crean las condiciones regulatorias adecuadas que los haga accesibles a la mayor parte de la población.

-¿Ha podido afectar de alguna manera a esta situación la bajada de partidas presupuestarias en la Ley de Dependencia por parte del Gobierno?

-Si se refiere a la situación de envejecimiento de la población, es evidente que el aumento de la demanda de servicios para la dependencia es mayor, lo que ha provocado una mayor ralentización de la concesión de las prestaciones. A su vez, por otro lado, ha permitido la creación de nuevos puestos de trabajo en este sector sociosanitario desde el ámbito privado, como es nuestro caso. La Administración Pública no tiene capacidad de dar respuesta a todas las necesidades asistenciales, estas son enormemente crecientes aunque solo sea por el crecimiento vegetativo de las personas mayores. No es un tema de bajada de partidas presupuestarias para la Ley de Dependencia que no es verdad. No se ha producido, al contrario, han aumentad. Pero las necesidades crecen mucho más rápido que estas partidas. Se hace necesaria una reflexión pausada y seria de cómo se va a acometer todo este gasto social en el futuro. Si queremos, yo lo quiero, un estado del bienestar que se haga cargo de nosotros cuando ya no nos valemos por nosotros mismos, debemos de decidir a qué otros gastos renunciamos. Y esta es una decisión política que entre toda la sociedad española deberemos afrontar cuanto antes.

-¿Cómo se puede mejorar el envejecimiento de la población?

-Es muy importante, además de la intervención ya en la fase de dependencia, que en fases anteriores haya una prevención de la misma para conseguir ralentizar el envejecimiento y mejora calidad de vida. Esto se consigue trabajando en mejorar su salud. Nuestros profesionales hacen ejercicios de orientación temporal y espacial, ejercicios de conversación, de narración, de fluidez verbal, de repetición, de memoria, cálculo mental... Se trata de integrar el ejercicio intelectual a la rutina diaria para mejorar la calidad de vida del usuario.

Además de mejorar su salud, hay que mejorar su día a día, con servicios que le hagan la vida más fácil. Es fundamental que la actividad y cuidados sean completamente adhoc para cada persona, ya que es clave para la mejora de su calidad de vida. Por ejemplo, y volviendo a nuestra experiencia: con "Alares Te cuidamos en Casa", además del cuidado personal durante todo el día, se incluyen en el servicio de teleasistencia, conectada a nuestra central de gestión de emergencias donde disponemos de todos los datos clínicos, médicos y de familiares del Usuario; un servicio 24 horas de medicamentos a domicilio, con el que el usuario recibe en su domicilio el medicamento que necesite, sin tener que moverse. Además, se trata de hacerles la vida más fácil, por lo que un gestor personal telefónico 24 horas de Alares gestiona en su nombre todo lo que precise: dar de baja un recibo, hacerle la compra por teléfono, avisar a un fontanero, adquirirle un libro, pedir cita con el notario, gestionarle trámites administrativos; consultas telefónicas ilimitadas a médicos de familia, geriatras, psicólogos, dietistas-nutricionistas y expertos sociales... o los servicios adicionales de tratamientos especializados que necesite tales como fisioterapeuta, psicólogo, podólogo, peluquería y estética, enfermería y pequeñas curas, etc? todo lo que precise. En fin, es solo un ejemplo de lo que algunas empresas como Alares estamos haciendo para mejorar la calidad de vida y la independencia de las personas mayores dentro de sus propios hogares, que es donde quieren estar.

-¿Es positivo que las personas mayores permanezcan en su entorno en vez de ir a una residencia?

-Claro que sí. Actualmente las personas mayores de 65 años representan alrededor de un 20% de la población total y se estima que en 2050 este porcentaje llegue al 30%. Los mayores prefieren estar en su propio domicilio antes que en una residencia y esa es la razón por lo que en nuestra empresa hemos desarrollado el servicio "Alares Te Cuidamos en Casa" como alternativa a la residencia, por esa necesidad social y por esa demanda de la mayoría de nuestros mayores y de las familias de no querer ir a morir a una residencia sino de querer vivir y disfrutar de la vida en su propia casa, en su domicilio habitual. Desde este servicio tenemos dos objetivos: por un lado, mejorar la calidad de vida, la dignidad personal y el bienestar del usuario, al poder permanecer en su propio domicilio y, por otro, mantener y mejorar la función cognitiva e instruir en técnicas de estimulación de la misma.

-¿Y el coste es similar al de una residencia?

-El coste total del servicio para cuidar a una persona en su domicilio es muy similar al de una residencia, y cuando se atienden a dos personas, caso de un matrimonio, el coste es mucho más económico en su propia casa, con la ventaja de que puede permanecer en su domicilio, en su propio entorno, en su lugar de siempre. Además, el usuario lo puede pagar con los cheques servicios de asistencia de su comunidad o el dinero que le entregue el Estado a través de la Ley de Dependencia para pagar los servicios que precise. Es un servicio, por tanto, asequible a la mayor parte de las familias que están pensando internar a su familiar en una residencia. Se trata de un recurso en el que su comunidad autónoma concede al beneficiario una prestación económica vinculada a un servicio que se encuentra dentro de las ayudas que contempla la Ley de Dependencia.