Un calendario "unificado y estable". Es una de las reivindicaciones de la Asociación Española de Pediatría, que ayer organizó en Zamora una jornada de vacunación para dar herramientas a los futuros profesionales para estar más preparados ante las infecciones de los niños.

-La comunidad autónoma o el año de nacimiento del niño hacen que una vacuna obligatoria en unos casos sea opcional y, por tanto, de pago, en otros. ¿Para cuándo un calendario único, estable y común?

-Hemos avanzado mucho al respecto ya que por fin hemos conseguido un calendario que incluya el neumococo y la varicela, algo que nos costó mucho pero que al final está ya en todas las comunidades autónomas. Ahora mismo, las únicas de pago son la del rotavirus y el meningococo B. Esta última se está perfilando como obligatoria porque hablar de meningitis son palabras mayores. En Reino Unido llevan ya un año con estas vacunas y los datos preliminares son muy buenos y corroboran la efectividad de la vacuna, lo cual apoya que debería de estar incluida.

-El rotavirus y meningococo B son voluntarias y de pago. ¿Qué opciones tienen los padres ante esta situación?

-Nosotros hemos abogado por una situación equiparable al de otros medicamentos, es decir, cofinanciado una parte por los padres y otra por la Seguridad Social. Esto podría ayudar a las familias desfavorecidas a proteger tanto al propio niño como a los demás, ya que al final estás invirtiendo en salud pública general.

-¿Debemos o no vacunar a los niños de aquellas dosis que son optativas?

-Sin duda, sí. Yo lo hago con los míos, con eso te digo todo.

-Sin embargo, los pediatras no siempre se posicionan.

-Es cierto, no es fácil, pero desde el comité de vacuna, con todos los datos en la mano, no podemos hacer otra cosa que recomendarlo. Llevamos diez años vacunando de rotavirus y todos los estudios van en la misma dirección: efectividad en el niño y la familia.

-¿Cómo se explica que una vacuna sea de pago y, de repente, deje de serlo, y viceversa? ¿Hasta qué punto la política mete también su mano?

-Claro que mete su mano. Esos cambios no obedecen a que haya cambiado la información médica sino que es una cuestión de la administración de recursos económicos, porque lo que para un Ministerio hace tres años no era una vacuna que debería ser obligatoria ahora de repente sí. Y está claro que por decisiones médicas no toman la medida.

-¿Ni siquiera consultan a los profesionales?

-Mínimamente. Este último Ministerio nos ha consultado un poco más en los últimos años, pero nuestra opinión es simbólica.

-¿Cómo está la situación en la vecina Portugal, dado que las jornadas aúnan a profesionales de ambos países?

-Los recursos económicos del país vecino son inferiores a los nuestros. Sin embargo, la vacuna del neumococo la metieron ellos antes que nosotros. Un ejemplo más de cómo algunos ministerios interpretan las prioridades.

-¿Por qué no permiten la compra de la vacuna contra la meningitis en Portugal frente a las largas listas de espera para conseguir las dosis?

-Por las posibilidades de que falle la cadena de frío. Y si falla, es como inyectar agua. Que una familia gaste sus recursos para eso... El control de una vacuna desde que sale del laboratorio hasta que llega al brazo del niño es muy exhaustivo. Si falla algo, ya no sirve.

-Sin embargo, comprar la vacuna en las farmacias españolas implica una larga espera. ¿A qué es debido?

-El número de dosis fabricadas para España no ha sido el que después ha demandado la gente. El laboratorio, al ver tal demanda, se ha puesto a fabricar más dosis pero no se hacen de un mes a otro, tarda en torno a un año, es decir, con este desajuste es de esperar que a finales de este 2016 o principios de 2017 ya haya más dosis.

-El precio de una dosis media de cualquiera de las vacunas optativas oscila entre los 85 y los 110 euros. ¿A qué se debe esta tarifa tan alta?

-Las vacunas conllevan un proceso de investigación muy costoso, pero aún así son precios altos. El que aprueba los costes es la agencia estatal de medicamentos en función de lo que el laboratorio ha gastado en la investigación.

-El movimiento antivacuna está muy implantado con un núcleo de padres convencidos de los riesgos de la vacunación. ¿Qué les diría?

-Que, tristemente, están equivocados. Los padres de hoy en día han sido vacunados de todo y durante su vida no han visto de cerca enfermedades o muertes por difteria, meningitis o polio. La percepción de esas infecciones no existe. Sin embargo, nuestros abuelos piensan lo contrario porque vieron morir a niños por estas enfermedades. La vacunación es un recursos importantísimo que los padres no deberían perder. ¿Hay en África algún movimiento antivacunas? Están locos de ganas de que llegue la ONG de turno y les vacune en masa porque cada día mueren niños por infecciones prevenibles.

-¿Ha visto casos de infecciones por no vacunar?

-Sí y la situación es dramática. Cuando unos padres se dan cuenta de que lo que podían haber evitado? es un drama.

-¿Y qué hay de los efectos secundarios permanentes?

-Existen, claro que sí, pero son muy pocas las personas que quedan con secuelas y el beneficio que se obtiene es enorme. Hay que hacer balance de salud pública.

-¿Cuántos casos hay en España de niños que hayan sufrido consecuencias graves por una vacunación?

-Muy pocos, por debajo del 0,1%.

-¿Y de niños que hayan caído en infecciones problemáticas por no hacerlo?

-Muchos más, aunque no está cuantificado en España.