El rendimiento económico de las setas tanto en el ámbito de su comercialización como en la generación de tejido empresarial en el medio rural podría multiplicarse por nueve con un mejor aprovechamiento micológico. El desarrollo micoturístico es la asignatura pendiente en la provincia, ya que la venta de permisos turísticos de recolección está muy por debajo de la capacidad de acogida de turistas en los montes de Zamora a pesar de que la superficie regulada en la provincia crece, como lo hace también el número de licencias de recolección. Así lo recoge el balance realizado por alcaldes y representantes de once ayuntamientos de la Unidad de Gestión Micológica "Montes de Zamora", tras la reunión celebrada en Tábara hace unos días y en la que también participaron técnicos de la Diputación de Zamora y de la Junta de Castilla y León.

Ante esta situación, la institución provincial zamorana adoptará una serie de medidas innovadoras que activen sus posibilidades micológicas. Para ello, potenciará durante la próxima campaña la gastronomía basada en los hongos con la utilización de las especies más emblemáticas de la provincia, entre ellas, el comúnmente denominado boletus de jara.

El aprovechamiento micológico en la provincia se realiza, sobre todo, por recolectores locales y se enfoca hacia la comercialización, por lo que los beneficios de la regulación repercuten en los vecinos de las localidades con montes productores.

Según los datos analizados por la Diputación Provincial, en los montes regulados en la provincia -correspondientes a quince municipios de Aliste, Tábara, Alba, Sanabria y La Carballeda- se expidieron en la pasada campaña 696 licencias para la recogida de hongos silvestres. De ellos, alrededor de una tercera parte -263 en concreto- se adscriben al grupo de los permisos turísticos. Este número de licencias supone el 1% del número total de autorizaciones concedidas en la región al amparo del proyecto Micocyl.

Para afrontar las tareas de vigilancia y señalización, la Diputación pone a disposición del proyecto cinco guardas micológicos que colaborarán con los agentes medioambientales de la Junta y con la Guardia Civil. Además, el proyecto cuenta con un técnico para orientar a los recolectores y coordinar la campaña.