El camionero acusado del homicidio imprudente de un joven de 25 años que estaba cosechando en un maizal en Coreses, fallecido al recibir un disparo de la escopeta que manipulaba el imputado en la cabina del vehículo, el 10 de diciembre de 2014, se enfrenta a la petición de 3 años de prisión, exigidos por la Fiscalía Provincial. El Ministerio Público solicita, además, el pago de una indemnización de 115.993,882 euros a la familia del muerto y la retirada durante 6 años del permiso para poseer y portar armas.

La familia del joven finado, de iniciales M.M.P., natural de Benegiles, que estaba cosechando el día del suceso, exige 4 años de cárcel, el máximo que permite el Código Penal por el delito de homicidio por imprudencia. La acusación particular coincide con el Ministerio Público en reclamar al Juzgado de lo Penal 6 años de retirada del permiso de armas, mientras que la indemnización por el fallecimiento de la víctima supera la estipulada por la fiscal.

El procesado, L.A.G.A., de 38 años y natural de Fresno de la Ribera pero residente en Monfarracinos, no declaró en el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal, ya que se conformó con los hechos que el Ministerio Fiscal estima probados, sin embargo, no estuvo conforme con la pena. Su abogado pidió la absolución o subsidiariamente la aplicación de atenuantes que dejarían los años de prisión en el mínimo posible, extremos que deberá ahora valorar la magistrada.

El procesado causó la muerte a M.M.P. al dispararle sin pretenderlo desde la cabina del camión, con un rifle del calibre 30.6, que estaba manipulando "para su limpieza", según sostuvo en su día ante la juez que investigó los hechos y que le dejó en libertad con cargos pero sin fianza.

El joven fallecido se encontraba a escasos metros del camionero, junto al remolque del vehículo, según constaba en el atestado de la Guardia Civil. El proyectil hirió al jornalero inicialmente cerca del hombro, impacto que desvió la trayectoria de la bala hacia el pecho, que lo cruzó de lado a lado y causó lesiones letales en órganos vitales que provocaron "la muerte instantánea" a la víctima. Las características de la bala explican que el joven sufriera "graves destrozos", según concretó en su día la Guardia Civil.

El suceso se produjo cuando víctima y acusado trabajaban en la partida de San Pelayo, junto a la ribera del río Duero, a las 18.00 horas, en Coreses, y el joven estaba recibiendo el maíz en la caja de la cosechadora. El procesado estaba limpiando el rifle en la cabina del camión, en una finca en la que, al parecer había jabalíes.