El 1 de julio del año 1869 se abrió al tráfico el primer Puente de la Estrella, que, junto con el de las Ciervas y el Tera, estos dos últimos aún en servicio salvaban los inconvenientes hidrológicos del trazado de la nueva carretera entre Zamora y la Portilla de La Canda, que pertenecía a un proyecto más amplio, la Villacastín (Segovia)- Vigo (Pontevedra), ideada en la etapa en la que Práxedes Mateo Sagasta, que después llegaría a presidente del Gobierno, era el jefe de Carreteras de la provincia. Se trataba de un puente de piedra, sustentado sobre trece arcos de medio punto, con 16 metros de luz los siete centrales y diez por laterales y con una altura de 15 metros. En los años 30 del siglo pasado se construye el embalse del Esla, lo que obliga a construir un nuevo puente, ya que el antiguo de piedra queda sumergido bajo las aguas del embalse, aunque todavía hoy emerge cuando baja el nivel. El embalse obliga a modificar el trazado de la carretera y habilitar un nuevo puente, el que actualmente está aún en funcionamiento, hecho en hormigón con 320 metros de largo y sustentado en un gran arco central, con tramos rectos sobre pilares en las orillas.

El puente de la Estrella ha quedado totalmente obsoleto, ya que no permite que se crucen dos vehículos, sobre todo si alguno de ellos es más grande que un turismo. "Desde que era un niño me llamaba la atención el Puente de La Estrella debido a que era muy estrecho y en ocasiones teníamos que esperar para poder cruzarlo", recuerda el ingeniero autor del anteproyecto.

A comienzos del curso 2015-2016, "se me ocurrió la idea de diseñar un puente nuevo que pudiese sustituir al actual debido a que está obsoleto para las necesidades que hoy en día se requieren". Y esa fue la idea principal de su trabajo fin de grado, "la sustitución del puente, pero para ello era necesario ubicarlo en otra zona, y por ello surgió una segunda idea que fue la de diseñar un nuevo trazado para los primeros kilómetros de la carretera, en las proximidades del puente, evitando así un recorrido con radios de curvatura muy pequeños que hacen un trayecto peligroso y de dificultad".

Ángel Mateos, que mantiene relación con su pueblo paterno, Villanueva de las Peras, se puso manos a la obra y realizó dos estudios de alternativas. Un primer estudio "tenía el objetivo de valorar y escoger la alternativa de trazado mejor". Y estudió tres posibilidades. Una estaba situada aguas abajo del puente actual, pero era la que requería un puente de mayor longitud, de 500 metros. Además "presentaba una descompensación de tierras muy grande". Una segunda alternativa posibilitaba un puente más corto, de unos 400 metros, pero "su integración en la Urbanización de La Encomienda se hacía muy complicada debido a una gran diferencia de cotas". Estas dos primeras alternativas comenzaban en la misma rotonda donde ahora tiene su inicio la actual N-631.

Una tercera alternativa es la más alejada de las otras dos y del recorrido actual. Comienza en las proximidades de Fontanillas de Castro, justamente en la rotonda que da acceso a la A-66 a esa localidad. Tiene una longitud aproximada de 3.700 m, con un puente de 334 metros, el más corto de los tres. "Ésta era su principal ventaja, indica el ingeniero, junto a que su trazado era el mas confortable debido a unos radios de curvatura amplios. Se evaluaron estas alternativas y se decidió que la escogida fuese la alternativa tres".

Una vez elegido el lugar por donde cruzar el embalse, el trabajo estudió las mejores alternativas para levantar el puente. En la primera diseñó, un "puente viga hiperestático con un vano principal de 140 metros, formado por dos pilas y un tablero de sección cajón variable. Es "una opción económica y sobria pero cuyo principal inconveniente era tener que cimentar en el vaso del embalse". La segunda alternativa fue la de un puente "atirantado con un vano principal de 260 metros de longitud y dos torres de aproximadamente 76 metros. Es una opción que estéticamente era la ideal pero que económicamente no era viable". La tercera alternativa es un puente Arco, con una luz de 183 metros. "Es una opción estéticamente atractiva pero su ejecución sería muy costosa". Y, por último, se planteó un puente "de tipología pila inclinada o arco triangular, que abarcaba una luz de 120 metros. Es una tipología con una estética novedosa y poco habitual y es económico si lo comparamos con las dos anteriores". La alternativa cuatro fue, por tanto, la elegida por Ángel Mateos.

El presupuesto de la obra, con IVA, asciende a 19.358.194 euros, aunque, advierte Mateos, "está realizado con muchas partidas estimadas, ya que se trata un anteproyecto y no un proyecto constructivo, aunque se intenta dar un coste lo más aproximado a la realidad posible".

Curiosamente la alternativa elegida está más cercana que el viaducto actual a un antiguo puente del siglo XII, que cruzaba el Esla en Castrotorafe.