Los niños crecen "desde su autoaprendizaje y autorresponsabilidad", dos anclajes que les hará más fácil el salto a la escolaridad obligatoria de los colegios tradicionales. Este paso "no tiene por qué ser tan frustrante porque en realidad en cualquier centro pasan de estar jugando hasta los seis años a permanecer sentados en su pupitre durante las clases, el cambio lo tendrán igual unos y otros", profundiza Huerga. Sin embargo, "nosotros reforzamos mucho los hábitos sociales, la autonomía y la personalidad, de modo que cuando afronten ese paso serán capaces de asumirlo". Huerga pone ejemplos con un enfoque cargado de sentido común: "¿Pedir permiso para ir al baño? Pero... ¿por qué? Muchos dicen que entonces se pasarán el día yendo al wc para perderse la clase y yo siempre respondo lo mismo: "Eso lo hacen cuando no les gusta lo que están haciendo y se aburren, si disfrutan con ello seré yo el que tenga que recordarles que deben ir"".