Ana Sánchez tomó ayer la palabra en la asamblea local del PSOE de Zamora para devolver el poder de decidir a las bases, a la militancia en "una situación muy compleja", una "profunda crisis sobre el modelo de partido, que deben resolver los afiliados con su voto. Porque, "cuando hay un conflicto de este nivel, no lo pueden resolver entre unos cuantos", los socialistas "ya superamos esa etapa, es una cuestión de cultura de partido, de adaptarse a los tiempos", agregó en referencia a la estrategia para derrocar a Pedro Sánchez pergeñada en Zamora hace una semana, con Susana Díaz a la cabeza, que llegó a Benavente desde Sevilla para mantener una reunión clandestina con altos dirigentes del sector crítico, como adelantó este diario.

Sánchez recordó a Susana Díaz, quien en la tarde de ayer dijo que el PSOE también es de los votantes, que "somos un instrumento al servicio de los ciudadanos, pero somos un partido de militantes, que son los que toman las decisiones". Y en Zamora las bases lo tienen muy claro, a decir de la número dos de los socialistas castellano leoneses y mano derecha de Luis Tudanda, defensores a ultranza del Pedro Sánchez y su no a Mariano Rajoy: "me paran por la calle, he recibido cientos de llamadas y mensajes y el sentir que pulso es que "yo no voté al PSOE para que gobierne el PP"".

Sánchez, secretaria de Organización del PSOE en Castilla y León, parafraseó al líder socialista vasco Patxi López para subrayar que "el "Partido Socialista Obrero Español" no puede blanquear a la derecha corrupta", un punto de vista que "creo compartir con mis compañeros, es el sentir que pulso, no al PP y sí a que los militantes tomen las decisiones ante acontecimientos graves", "eso lo tenemos claro", zanjó.

Ese planteamiento, el mismo que afirmó ayer defender como militante y como cargo orgánico, será lo que traslade al comité federal del sábado, al que acudirá con el secretario provincial, Antonio Plaza, ausente en la asamblea celebrada en la sede socialista de la capital, pero partidario, según indicó Sánchez de que hable la militancia en un Congreso para elegir presidente y reafirmarle como candidato al Gobierno con el "no" al PP por delante.

Desde su doble condición como socialista y sin prestarse al juego dialéctico de "sanchistas" y "susanistas" -"no sé que haya habido un congreso con dos candidatos", replicó a los periodistas-, Sánchez sostuvo que su partido se enfrenta no a una crisis puntual, sino a una muy profunda, que terminará por alcanzar a todas las formaciones políticas, todos "en jaque", así como el sistema político. Los socialistas tienen ante sí el reto de definir "un modelo de partido", dijo, "hacia dónde va la socialdemocracia en España, hacia dónde va la izquierda, cuál es la posición ideológica del PSOE", eso es lo que deben decidir los afiliados en un Congreso, insistió, cuya opinión "nadie puede arrogarse", apostilló en tono de reproche hacia los críticos. "Este es un debate sobre nuestro posicionamiento a la derecha con una abstención técnica o no".

Negó cualquier paralelismo con la situación vivida en Castilla y León con Julio Villarrubia, "no son casos equiparables, los dimisionarios de su ejecutiva decidieron irse porque se negó convocar un congreso y dar la voz a la militancia y hubo gestora porque los estatutos autonómicos" lo permitían, pero la norma no es la misma a nivel federal o local".