La alta tasa de paro juvenil en Zamora es una de las razones de peso que llevan a las parejas a retrasar la paternidad hasta bien pasados los 30 años. El alto coste de la maternidad, la crisis económica y la ausencia de medidas de conciliación de vida laboral y familiar son algunos de los motivos que postergan esta decisión. Además, la mujer alarga su etapa de estudios para conseguir una mejor preparación y, una vez logrado un empleo, se centra más en su carrera profesional. No obstante, la recesión económica que explotó en 2008 tampoco ha ayudado.

La media de nacimientos en Zamora es de alrededor de un millar al año, la mayoría, en el hospital Virgen de la Concha. Tras unos años en los que la natalidad parecía reflotar con respecto a la caída libre de finales del siglo pasado, la curva descendente se mantiene. Entre 2003 y 2008 los nacimientos se movían en cifras que oscilaban entre el millar y los 1.100 niños al año. El mayor pico a la alta tuvo lugar hace ocho años, en 2008, con 1.130 bebés traídos al mundo.

La diabetes gestacional, la preeclamsia -asociada a la hipertensión inducida durante el periodo del embarazo y asociada a la presencia de proteínas en la orina-, el bajo peso del feto, la prematuridad o las alteraciones de los cromosomas son algunos de los riesgos que presenta la maternidad tardía reconocidas por todos los ginecólogos. Sin embargo, ante esta realidad el jefe del servicio de Ginecología del complejo asistencial de Zamora, Luis Feijoó Rodríguez, impone el sentido más práctico de su profesión: "En función de las demandas y realidades sociales hay que adaptarse ginecológicamente y nuestra obligación es ofertar a esas mujeres el mejor diagnóstico intrauterino posible", explica. El doctor es consciente de que "la mayor parte de los embarazos se producen a partir de los 35 hoy en día", tal y como corrobora consulta tras consulta con las zamoranas que recurren a él para controlar sus 40 semanas de embarazo. Sin embargo, "aunque hasta hace unos años superar esta edad era un verdadero problema porque los años están en relación directa con las alteraciones cromosómicas que originan defectos congénitos, hoy en día disponemos de métodos suficientes para poder diagnosticar las enfermedades fetales y tratarlas vía intrauterina", solventa Feijoó.

El veterano ginecólogo recuerda que en los inicios de su carrera profesional "una mujer de más de 35 años era una primigesta añosa e implicaba una cesárea electiva". Por el contrario, los avances ginecológicos han permitido que "hoy en día con 40 años una mujer pueda dar a luz de forma natural".

El principal riesgo de ser madre tardía es, precisamente, no conseguirlo. Aunque técnicamente es posible y los casos cada vez son más evidentes, las posibilidades de quedarse embarazada de forma natural comienzan a disminuir a partir de los 32 años, con una caída progresiva que se hace más rápida a partir de los 38 años dado que cada año disminuye la reserva funcional ovárica. La edad de la mujer se convierte así en el factor predictivo más relacionado con el estatus endocrinológico y la fertilidad natural.