Después de interpretar a Jesucristo Superstar, el popular transformista zamorano Amador de Luces regresa a la sala Berlín (viernes, 21.00 horas; sábado, 22.15 horas) para encarnar el personaje de Chavela Vargas, la cantante mexicana fallecida en 2012. Tras 25 años sobre el escenario, Amador anuncia que estas serán sus últimas actuaciones.

-En "La llorona" da vida a Chavela Vargas, ¿por qué este personaje?

-Desde que escuché las canciones de Chavela Vargas en las películas de Almodóvar decidí que algún día tenía que interpretarla.

-Es decir, que Almodóvar le ha acercado a Chavela?

-Siempre me han gustado las canciones de Almodóvar, creo que son temas con los que mucha gente se ha sentido identificada. Desde que comencé a preparar "La llorona", he podido comprobar el cariño de los zamoranos hacia Chavela. Así que se puede decir que Zamora es muy "chavelista".

-¿Se identifica con el carácter de la cantante mexicana?

-Me identifico con ella mucho, salvo en su afición por la bebida. En el espectáculo cuento dos historias. La relación de Chavela Vargas con Frida Kahlo por un lado; por otro, las mujeres que han pasado por mi vida, desde mi madre hasta Rocío Jurado, porque hay mucha gente que aún no sabe lo que pasó entre ella y yo?

-¿Y qué pasó?

-¡Ah! En la obra contaré mi verdad, lo que realmente pasó entre Pedro Carrasco, Rocío Jurado y yo aquella noche.

-Por cierto, ¿se ve como un personaje de Almodóvar?

-Ahora mismo, no. Quizá cuando era más joven. Entonces me propusieron papeles en dos películas, Atómica y Más que amor, frenesí, pero yo pensé que era un cuento chino y no me lo creí. Cuando se estrenó la película, me di cuenta de que era en serio porque varios amigos míos actuaban como travestis. Ese papel era mío y siempre me he arrepentido de rechazarlo.

-En las fotografías de promoción, parece realmente Chavela Vargas. ¿Cómo lo ha conseguido?

-En una dura sesión de fotografía una tarde de verano con un calor bochornoso, aunque hay gente que pensará que es Photoshop. Comencé a maquillarme en tonos marrones y con el moreno de la piel y la peluca, el resultado fue sorprendente. Cuando imitas a Paloma San Basilio, la gente te dice: ¡Qué guapa estás! Cuando imitas a Chavela, sin embargo, te dicen: ¡Qué bien has quedado!

-¿Subirse a un escenario es diferente ahora que cuando era joven?

-Estoy operado de las caderas y ahora es más difícil. Me da envidia ver a otros bailando. Los años pasan, no es como antes cuando tenías más fuerza y la ilusión tampoco es la misma. Ya no puedo usar tacones de aguja y tengo que buscar personajes que se adapten a mí.

-Ha anunciado que se retira, ¿de verdad?

-Sí. Quiero experimentar a qué sabe una despedida. Salvando las distancias, es como cuando uno se imagina cómo será su entierro, si irá mucha gente? Serán mis últimas actuaciones porque ya estoy cansado, pero si Zamora quiere más "Llorona", seguiré llorando.

-Algunos de los personajes a los que usted imitó de joven, ya no están. ¿Quién es su referente actual?

-Chavela Vargas. No hay más. Los transformistas de ahora hacen Beyoncé y Madonna, pero ahora, a los cincuenta, a mí se me ha pasado el arroz para eso. El transformismo de antes era más bonito. Tú hacías todo: el maquillaje, los trajes? Ahora vas a una tienda, te toman medidas y te lo dan todo hecho.

-Muchos zamoranos que lo recuerdan de actuaciones de hace varias décadas, ¿cómo recuerda esa época?

-Casi todas las salas que había en Zamora las inauguré yo: Caballo Negro, Fresas, Las Vegas, un local de sevillanas que había por esa zona, Nitons? y cerré Ramsés. En Xanadú actué hace veinte años y allí recibí un homenaje.

-Hay nostálgicos que comparten grupos en las redes sociales para recordar todo aquello, ¿qué tenía de especial?

-En Ramsés están los recuerdos de cuando éramos jóvenes, era el no va más. Era una época distinta, no había teléfonos móviles. En Ramsés podías encontrar a cualquiera, en la barra, junto al altavoz? Era otra cosa.

-Si le dejaran elegir cualquier sala del mundo para interpretar "La llorona", ¿cuál elegiría?

-Benidorm Palace, una sala de Benidorm en la que actué durante dos semanas hace muchos años.

-¿Qué le gustaría que se llevara la gente de estas últimas actuaciones?

-Lo primero, que entiendan lo que he querido expresar en el guión. Será un espectáculo de amor entre mujeres contado con elegancia y con clase. Y al final llegará la muerte, que también canta. A más de uno se le pondrá la carne de gallina.