"Soy gofrero y orgulloso de ello". Esto era lo que declaraba Pablo, un zamorano de 21 años que ha aterrizado pisando fuerte en Gran Hermano 17. El nuevo concursante de la casa de Guadalix reside en Londres, ciudad donde se dedica a hacer gofres. El zamorano fue uno de los grandes protagonistas de la noche por su desconsolado llanto al enterarse de que no era concursante oficial del 'reality' presentado por Jorge Javier Vázquez, que le retó a conseguir que todos sus compañeros se comieran un gofre en una hora para poder quedarse en la casa. Finalmente, consiguió permanecer como concursante de esta nueva edición del concurso.

Según la web del programa, se define como "creativo, imaginativo, cabezón e impulsivo. Indescriptible, extremo e impredecible.". "No me gusta ser el centro de atención pero a veces lo soy por mi forma de ser. Soy espiritual, creo en las energías y en el karma", afirmaba el joven, estudiante de Terapia Ocupacional y que declaró sentirse "zamorano de sangre y de corazón burgalés". Como aparece en su perfil de concursante, sus aficiones son pintar, los gofres, aconsejar, cocinar, defender a sus amigos, divertirse, leer, pasear solo para meditar, visitar sitios nuevos, cine, series, música, quedar con sus amigos, visitar museos y salir de fiesta. El zamorano ha desembarcado en la casa de Guadalix porque quiere "vivir cada día dentro de esa casa con la mayor intensidad, implicándome, poniéndome al límite y sentir emociones".

Pablo no es el primer zamorano en participar en Gran Hermano, ya que sigue los pasos de Marta López (nacida en Benavente y primera expulsada de la segunda edición, además de habitual colaboradora de distintos programas de Telecinco) y Rafa López, 'el cura de Gran Hermano', que nació en Villanueva del Azoague y participó en Gran Hermano 4, donde fue el tercer finalista.