"Hola señores legisladores, me gustaría poder ir al monte con mi familia, pero en estos últimos años nos están echando debido a los montes de utilidad pública de las juntas vecinales o pueblos, no pudiendo entrar y cada vez resulte mas difícil encontrar montes accesibles con niños para poder coger tres cestas en toda la temporada". Es una de las múltiples aportaciones que los ciudadanos están realizando en el portal de participación que ha abierto la Junta de Castilla y León con el fin de captar sugerencias con las que mejorar el Proyecto de decreto de regulación del recurso micológico silvestre en Castilla y León.

En general todo el mundo está de acuerdo en que hay que evitar los desmanes de los desaprensivos que esquilman el monte con el único objetivo de sacar un rendimiento económico a corto plazo, pero también hay muchas opiniones de aficionados para quienes un exceso de regulación (como precios elevados por los permisos o la limitación de la recogida a dos kilos de producto) pueden acabar con el turismo micológico o simplemente con la cultura de ir de setas un fin de semana en familia.

El asunto es complejo y despierta interés, como demuestra en gran número de aportaciones que la Junta está recibiendo. El plazo está abierto hasta el 19 de septiembre en el portal de la Junta, en la pestaña de Gobierno Abierto y participación.

Hay quien propone prohibir la venta ambulante, para "cerrar el circuito ilegal" de comercialización de setas, quien apuesta por dejar un 20% de la superficie de cada coto para los recolectores aficionados que saquen su permiso para la afición recreativa, otros que se quejan de las "tarifas abusivas" y proponen el establecimiento de una licencia anual, como sucede con la caza o la pesca, y alguno se queja incluso de la diferencia de trato que tienen los lugareños, con permisos más baratos, frente a los forasteros, que deben pagar más por coger setass, siempre refiriéndose para autoconsumo.

Algunos comentarios apuntan que más que la cantidad en kilos habría que regular que se cojan las setas con un tamaño adecuado, y no cuando son demasiado pequeñas. Y hay propuestas globales: "Permiso único para todas las zonas reguladas. Mayor control de los recolectores y de los bares y restaurantes que sirven setas al público, con certificados. Sanciones de cárcel para las mafias y los saqueadores de montes. Mayor presencia de las sociedades micológicas en este proyecto". En definitiva "la regulación de las setas es cosa de todos".