El artista multidisciplinar Chema Jambrina expone en Toledo dentro de la actividad "El retablo de Onir". Este fotógrafo y diseñador gráfico trabaja intensamente la poesía visual.

-¿Cómo surge su relación con el colectivo Onir?

-Hace dos años realicé intervenciones en la naturaleza, Land Art, en Cabañas de Polendos, en la provincia de Segovia, donde emergió este colectivo artístico. Participé en ese certamen de Land Art que fue una experiencia muy bonita en la que hice barcos realizados en hielos con una vela de fuego. Es una concepción muy poética que gustó mucho y que fue muy respetuosa con el medioambiente. Esta participación me reportó una gran satisfacción porque trabajé sin ningún condicionante. Este colectivo pretende promover la acción artística y las intervenciones ante el gran vacío que tenemos con las instituciones políticas y del arte. Es un colectivo de artistas para artistas. Mantengo muy buena relación con integrantes y me animaron a participar en una actividad denominada "El retablo de Onir".

-¿Cómo nace esta actividad?

-Surge a través de vicepresidente del colectivo Onir, Fernando Barredo, que mantiene una relación directa con el Círculo de Arte Toledo. La vinculación ha fructificado en una intervención en la iglesia de San Vicente, sede del Círculo de Arte de Toledo. Se trata de un espacio magnífico, un templo diáfano, donde han situado una retícula de estanterías y la propuesta consistía en que cada artista llevara hasta 12 distintas propuestas de pequeño tamaño para confeccionar, entre todos, un gran mosaico.

-¿En qué ha consistido su contribución?

-La convocatoria estaba centrada temática en los sueños y las pesadillas. Yo he acudido como artista invitado y he hecho una intervención muy conceptual, con menos interés plástico. He hecho unas pequeñas obras donde figura "Se vende" y en otra "Se alquila" junto a un número de teléfono porque entiendo que ha sido el sueño de este país y ahora supone su pesadilla. A algunos les puede parecer una simpleza, pero tenemos todavía que aprender a leer y a interpretar el arte contemporáneo por un problema de educación.

-Tras Toledo ¿qué pasos va a seguir dando Onir expositivamente hablando?

-Yo no me he podido implicar mucho porque me ha pillado con el final de mi tesis doctoral sobre el diseño gráfico aplicado a los tránsitos y los tráficos del día a día, lo que también guarda relación con mis intervenciones. Para exponer tiene que existe una disposición de espacios en los que puedas mostrar la obra y donde cuentes con un mínimo presupuesto, no tiene que ser financiero. Así en Segovia los mecenas nos facilitaron un lugar de alojamiento, lo que es muy interesante. Los mecenas son una figura que ha desaparecido por la crisis galopante que tenemos, pero que sería muy interesante recuperar para el mundo del arte.

-Onir es una asociación de artistas, ¿necesita Zamora una agrupación similar?

-Los artistas somos muy individualistas y creo que tenemos poca costumbre de asociarnos. Yo por ejemplo no pertenezco a Onir todavía. No obstante, creo que sería interesante tener una asociación alrededor del arte pues parece que el arte ha desaparecido de nuestras vidas. En la ciudad tenemos únicamente un galerista que ofrece arte todo el año. Además hemos perdido el arte, los artistas y la sociedad con el cierre de las cajas de ahorro que daban a conocer a creadores. Las instituciones nos gustaría que se implicaran en el arte en general.

-¿Por qué se caracteriza su hacer creativo?

-Trabajo mucho con los objetos. Ahora estoy realizando en mi estudio poemas visuales, unas fotografías que hago con un proceso complejo de iluminación, centrados en la asociación de los objetos que aparentemente son inconexos y que cuando los unes parece que siempre tuvieron esa relación. También trabajo el poema visual con los montajes con el ordenador. Además soy un pintor no prácticamente porque la pintura necesita de mucho tiempo y mucho sosiego.

-¿Tiene previsto alguna muestra en Zamora?

-Tenía un compromiso con el antiguo director del Etnográfico, Carlos Piñel, a quien le ofrecí unas fotografías premiadas por la Junta, una serie de timbres de casas antiguas que completé en Oporto y en Braganza. Con la jubilación de Piñel no he podido hacer nada. Ahora retomaré la propuesta con la nueva dirección porque creo que es un proyecto de poesía visual que me gustaría exponer en Zamora y en Oporto porque los timbres son un lenguaje que está desapareciendo. A mayores tengo otras series de imágenes en mi estudio y una colección de poesía visual con muchos poemas seleccionados por la Diputación de Badajoz, entre otras entidades. Además tengo una colección titulada "Dentritas", muy interesante porque no son fotografías al uso. He positivado sobre aluminio y me gustaría encontrar una fórmula para tener un calendario expositivo con ella.

-Desde su perspectiva, ¿es un buen momento para la poesía visual?

-Creo que en parte sí porque parece que se está descubriendo. Quizá Marcel Duchamp ya hacía poesía visual pero se llamaba de otra manera. Chema Madoz es una figura muy conocida y ahora se está popularizando mucho y hay muchos artistas que se acercan.