Evitar las altas temperaturas y estar siempre hidratado son los consejos por excelencia del verano. Ante temperaturas que superan los 30 grados en la capital, es común ver las calles casi vacías a excepción de los turistas que se aventuran en conocer la ciudad a pesar del bochorno, y aquellos que tienen que estar expuestos al sol por obligación. Existen varios oficios que por sus características no tienen más remedio que adaptarse al verano y convivir con las olas de calor.

«No salir a la calle en las horas más calurosas del día» es una de las recomendaciones más repetidas en los medios de comunicación cuando el termómetro sube. De 11 a 17 horas lo ideal es quedarse en casa o permanecer en algún lugar que permita refrescarse cada poco como piscinas o embalses. Pero en el mundo laboral eso no siempre es posible. Distintos trabajos obligan a exponerse en esos momentos en los que lo perfecto sería estar resguardado. Albañiles, barrenderos, agricultores, taxistas o socorristas, son algunos de los que tienen que lidiar con las altas temperaturas.

«Si nos da un golpe de calor, nos metemos en el bar a solucionarlo», bromea un barrendero de la capital. En estas ocupaciones los descansos son necesarios. Las largas jornadas pueden ser peligrosas por la calentura a la que están expuestas. Zamora alcanza máximas hasta de 38 grados en horas en donde los trabajadores se mantienen en su puesto. Para este verano, se preveía una situación normal, sin olas de calor excesivamente intensas, pero la realidad para aquellos que conviven con las altas temperaturas se ha presentado diferente. «De mis diez años trabajando, creo que este es de los peores veranos», confiesa el trabajador municipal.

A las condiciones externas se le añaden las de la faena. En muchas de las ocasiones su instrumentaría de trabajo o la maquinaria que utilizan en su labor suponen otro impedimento. Por parte de las empresas, las facilidades que dan para sobrellevar las altas temperaturas, en muchas ocasiones, se limitan a camisetas de manga corta.

A pesar de intentar llevarlo con filosofía y ser conscientes de la realidad, los trabajadores de estas ocupaciones corren riesgos importantes. En algunos casos, son los propios uniformes los que ponen en peligro su salud. «Un ejemplo de ropa que no se debe utilizar es la propia de los barrenderos, la cual luce reflectantes y es acrílica lo que impide la transpiración del sudor», expresa el médico Adolfo Sánchez, especializado en medicina del trabajo y traumatología. «Es importante utilizar prendas de fibras naturales, como el algodón o el lino y no olvidarse de una gorra que proteja del sol», aconseja.

El principal problema para aquellos que trabajan en las horas de más calor es el estrés térmico, «un aumento de la temperatura corporal y una piel de un tono más rojizo son claros síntomas de que está comenzando el estrés térmico». Es imprescindible actuar ante estas señales, de no hacerlo puede ir a más con consecuencias peligrosas para la persona. «Los síntomas más graves como la confusión o los desmayos se dan en el momento en la que ya está instaurado el golpe de calor. En este momento, la piel se pone muy sonrosada o roja incluso pero no suda». Retirar a la persona del sol, ventilarlo y darle líquidos en grandes cantidades, son los primeros auxilios para casos así.

Para Sánchez, la formación de los trabajadores es imprescindible, «hay que instalar una cultura médica». Dar a conocer cuáles son los utensilios que pueden manejar, los síntomas que pueden sufrir y enseñar cuál es la ropa más adecuada, permite evitar situaciones desagradables provocadas por las altas temperaturas.