Seis de cada cien pacientes que ingresan en el Complejo Asistencial de Zamora contrae una infección hospitalaria. La cifra puede parecer alta, pero es menor que la que se registraba hace un año y también a los datos medios del conjunto de centros sanitarios del país.

Según las cifras de la memoria del Complejo Asistencial los datos del estudio de prevalencia de las infecciones nosocomiales (las que se contraen en el hospital), denominado Epine la prevalencia de este problema está en el 6,04%. Se estudió a 265 pacientes, con una edad media de 71,4 años. Esta prevalencia de 6,04% está por debajo de la media nacional, que se situaba en 8,06% en el mismo año 2015, y es también menor a la que se detectaba en el propio Complejo Asistencial de Zamora en 2014, que se sitúa en el 7,27%.

La incidencia de este tipo de infecciones hospitalarias es mayor en los pacientes de las especialidades quirúrgicas, donde se eleva al 8,33%. Y se incrementa aún más entre los enfermos que han sido sometidos a una operación, donde llega al 14,3%, un dato en este caso , que se sitúa por encima de la media regional y nacional, que están en el 12,8 y 12,45%, aunque ha mejorado mucho con respecto a los datos de la propia provincia de Zamora en 2014, donde ya que se situó en el 22,22%. Los pacientes con infección quirúrgica, es decir, infectados en el mismo quirófano durante la intervención son el 3%, ligeramente por encima de lo que ocurre en los hospitales del resto de la Comunidad y de España, que están respectivamente en el 2,42% y el 2,28%.

Según refleja la propia Comisión que se ocupa de este asunto en el Complejo Asistencial de Zamora "la infección de lugar quirúrgico es la complicación más frecuente del acto quirúrgico y una de las más habituales infecciones nosocomiales en nuestro medio".

Normalmente se produce en pacientes más graves, inmunocomprometidos o sometidos a terapias más agresivas y la infección empeora la evolución y el pronóstico de su enfermedad. "Las repercusiones de esta patología son muy importantes, ya que además de la gravedad clínica con sus efectos vitales, hay que tener en cuenta sus efectos económicos: cada infección de lugar quirúrgico supone un incremento medio de 7,5 días de estancia postoperatoria".

Todos estos datos hacen que el personal quirúrgico deba extremar las precauciones para "controlar y disminuir en lo posible la propia tasa de infecciones", que pueden deberse tanto al propio paciente (por sus patologías previas o su estado), como a la preparación de la intervención o las propias características de la operación.