Desde mediados de los noventa, el porcentaje de españoles que creen que el divorcio es la solución a un mal matrimonio no ha bajado del 70%, según un estudio realizado por el CIS. Sin embargo, España es un país de bipolaridad y contraste. Por una parte, es uno de los primeros del mundo en aceptar el divorcio, superando a países que tradicionalmente eran más liberales. Pero, por otra, todavía persiste un porcentaje de minorías que no aceptan el divorcio, especialmente entre los mayores. En cuanto al género, los hombres son los que más apoyan la idea de mantener un matrimonio aunque funcione mal.

Según el estudio, el perfil de los partidarios al divorcio suele ser el siguiente: jóvenes, con nivel de estudios superior, menor práctica religiosa e ideología de izquierda. De esta forma, España se muestra mucho más inclinada al divorcio que países como Holanda o Dinamarca.