Silencio. La muerte siempre viene acompañada de un silencio que inunda todo. En la pradera de Valderrey, donde se ha encontrado sin vida al pastor desaparecido el pasado lunes, el ruido de las máquinas contrasta de forma radical con el silencio de todas las personas relacionadas con el difunto marroquí. Familiares, amigos y conocidos se desplazaron ayer al lugar de los hechos donde el "no comentarios", en una atmósfera de mutismo generalizado primó durante todo el día.

"¿Pero está vivo?" preguntó un hombre marroquí que se presentó como amigo del fallecido. El tono de su voz denotaba que aún conservaba algún halo de esperanza. "Yo venía muchas veces a visitarlo y nunca me habló de ningún tesoro", señaló el conocido del pastor. Se desplazó junto a otro hombre de la misma nacionalidad para interesarse por la situación del pastor, cuyo cuerpo ha sido recuperado por los efectivos de los bomberos durante la tarde de ayer. De la misma manera, el amigo del fenecido afirma que él fue quien dio la voz de alarma, una versión que choca frontalmente con las declaraciones oficiales de la Subdelegación del Gobierno y de la Policía Ncional, que apuntan al otro pastor y compañero de piso del finado. El amigo del difunto negó de forma rotunda que conociera de sus prácticas, algo que cuanto menos resulta extraño, ya que la mayoría de los vecinos estaban al corriente de la situación. El hombre, que se mostraba vacilante y preocupado, comentó que tenía una relación cercana con su compatriota.

Los correveidile de los periodistas fueron interrumpidos por la irrupción de la dueña de la finca donde se produjo la búsqueda del supuesto tesoro, la cual se mostró visiblemente molesta. "¿Pero cuándo han levandado toda esa tierra", preguntó impactada al ver la situación en la que se encontraba la finca. Sus quejas se dirigieron en primer lugar hacía la policía cuando varios agentes, en cumplimiento de su trabajo, le impidieron el paso. La propietaria mantuvo con ellos durante unos minutos una conversación, donde sus gestos denotaban su malestar por la problemática general, intentando convencer sin éxito a los efectivos policiales.

A diferencia del lunes, cuando se conocieron los hechos, el trasiego de gente no fue intenso. Sino todo lo contrario, se presentaron de forma escalonada.

Los familiares del pastor malogrado fueron los últimos en acercarse al lugar de la tragedia y prefirieron guardar silencio mientras los gestos de desolación hicieron presencia en la carretera que circunvala la pradera de Valderrey. En esos mismos instantes, el coche fúnebre salía de la zona acordonada, ya con el cuerpo del hombre de 38 años en su interior.