El informe forense ratifica la muerte por asfixia del pastor fallecido en Valderrey mientras excavaba un pozo en busca de un tesoro. El documento provisional alude a una muerte por confinamiento, es decir, generada por la ausencia de oxígeno. La situación se agravó por los gases emanados por elementos orgánicos en descomposición sumados al monóxido de carbono generado por su propia respiración. El ácido sulfrídico, también conocido como gas de sulfuro de hidrógeno, es un componente muy tóxico incluso en pequeñas concentraciones que provoca la inmovilidad hasta provocar el coma.

Mientras prosiguen las investigaciones para esclarecer el caso por parte de la Policía Nacional de Zamora, en el pequeño municipio de Roales la noticia ha descolocado a los vecinos. El suceso, que implicó más de 24 horas de trabajos de excavación hasta hallar el cadáver del pastor, ha sorprendido a los habitantes del pueblo. El pastor fallecido el pasado lunes llevaba al menos tres años viviendo en Roales del Pan, donde compartía vivienda con otro pastor de nacionalidad portuguesa. Ambos compañeros residían en una casa baja dividida en dos partes que le proporcionaba el dueño del rebaño de las ovejas que cuidaban.

Los vecinos recalcan la discreción del pastor muerto en su propio hoyo, un joven de 38 años que "apenas se prodigaba por el pueblo" y que solía llegar a casa ya de noche. No recuerdan haberlo visto nunca en el bar y sus visitas a la tienda de alimentación se limitaban a un par de compras al mes. Por el contrario, el pastor portugués que residía con el fallecido mantiene una relación más cercana con los vecinos y está más integrado en el municipio del alfoz. Acude a los bares del pueblo con su inseparable bicicleta y su gorro, charla con la gente e incluso "está empadronado en el pueblo", confirma la alcaldesa, Berna Miguel. "Ninguno de ellos ha causado nunca problemas a los vecinos y vivían dentro de sus posibilidades, aunque con pocos recursos en apariencia", añade la regidora local.

Aunque ambos pastores compartían techo desde hace más de dos años, su relación no ha sido siempre idílica, con altos y bajos en su convivencia. El dependiente de uno de los establecimientos comerciales del pueblo zamorano, Raúl López, llegó a entrar en la vivienda y confirma que "hasta tenían una separación física a través de una puerta para no tener que encontrarse", una mala relación confirmada por otros vecinos de las casas contiguas a la vivienda de los pastores.