Balborraz languidece. La emblemática y antigua calle zamorana comienza a extinguirse poco a poco. La despoblación asola a la provincia y Balborraz es paradigma de esta nueva situación. Los comercios artesanales que antes poblaban la famosa bajada ahora están desapareciendo, los pocos negocios que aderezan el empedrado están cerrando y no hay visos de que vayan a ser sustituidos por otros. Pero en esta atmósfera de negatividad, al igual que tras un incendio, siempre hay un brote verde que resalta sobre el calcinado campo. Balborraz recibe su nombre de la denominación árabe "bab al ras" que significa puerta de la cabeza, nombre que recibía una de las puertas de la muralla medieval Zamorana y que se situaba en el inicio de la actual vía de tránsito. Este es el nombre con el que se ha bautizado un nuevo comercio, ubicado en la cuesta, que abrió al público hace tan solo cinco meses.

En marzo de este año, las hermanas Romina y Marina Domínguez García decidieron impulsar un espacio de creación en donde volcar su pasión artística, cultivada desde su juventud. Marina es licenciada en Bellas Artes y Romina es conservadora restauradora. La mayor, que actualmente regenta el local ante la ausencia de su hermana, fuera del país, cuenta la motivación que les llevó a emprender esta odisea: "El arte y la cultura han sido elementos de unión, más aún si eran antiguos, entre mi hermana y yo. Esto nos convenció a la hora de elegir Balborraz como lugar donde montar nuestro negocio", señala Romina.

"La puerta de la cabeza" es ante todo un espacio de libertad donde todas las actividades tienen cabida. Simplificándolo mucho se podría decir que es un taller de manualidades o un parque de juegos. Si se quisiera simplificar aún más, podríamos decir que es una entelequia alternativa. Ganchillo, yoga e ilustraciones son las actividades que más fuerza han cogido en estos últimos meses. Romina cuenta con ilusión que también quieren impulsar "un taller de pintura para todas las edades, hacer exposiciones pictóricas en las paredes e incluso proyectar cortos de caracter disconforme".

Al adentrarse en el local y conocer de su afición por confeccionar prendas de tela cualquiera creería que hablamos de un comercio "hipster", o de una mercería. Tras saber que el microteatro también les va lo normal sería decir que son "indies". Pero dejando prejuicios y convencionalismos aparte, "La puerta de la cabeza" es una amalgama única en Zamora en la que cualquiera con una propuesta en firme, y que consiga convencer a las hermanas, "puede participar como profesor o instructor, solo tiene que ponerse en contacto con nostras vía email, Facebook o en el local", detalla Romina.

Desde el nuevo comercio se está intentando aunar al resto de empresarios de la zona para promover un plan de revitaliación que cuente con la ayuda del Ayuntamiento. "Hemos hablado con la concejala de Cultura, María Eugenia Cabezas, para proponerle proyectos orientados para la calle", afirma Romina Domínguez. El principal plan pergeñado consiste en colocar una especie de casetas que permitan a comerciantes y artistas, ya sean de la zona o no, exponer o vender sus productos. "Necesitamos crear un acicate para que la gente transite Balborraz", concreta la conservadora. Esta es una de las muchas iniciativas que las hermanas Domínguez tienen para la calle. Su intención es convertirla en un espacio neurálgico para la cultura y la artesanía zamorana. "En estos momentos vivimos de publicitarnos por Internet, sin las redes sociales tendríamos que cerrar", lamenta Romina.

De momento "La puerta de la cabeza" se presenta como un bloque de piedra todavía por cincelar. Lo que es y lo que será dependerá de lo que es y lo que sea la calle de Balborraz.