Dos años de trabajo intenso y concienzudo han sido suficientes para que la Asociación Virgen de la Saleta de Zamora se convierta en asociación pública de fieles, es decir, en cofradía. Al frente del colectivo está el zamorano Javier García, que cayó prendido por la imagen de Ramón Álvarez plasmada en un libro del autor. Fue así como germinó el proyecto que, tras el reciente decreto del obispo de la Diócesis de Zamora, Gregorio Martínez, da un paso más para seguir creciendo.

-¿Qué supone para el colectivo el paso de asociación a cofradía tras el reciente decreto suscrito por el obispo de la Diócesis de Zamora?

-Supone la culminación de una primera etapa de lanzamiento del proyecto, porque nuestra intención inicial fue siempre convertirnos en una asociación pública de fieles y formar parte de la Iglesia. Durante estos dos años ha pasado tiempo prudencial como para iniciar todas las áreas en las que habíamos dividido nuestro proyecto. Nos hemos sentido muy arropados por el seminario San Atilano, donde tenemos nuestra sede, y por la propia Diócesis de Zamora. El proceso es fruto de una reflexión madura y sólida.

-¿Cómo surge en Zamora esa advocación mariana de La Saleta, que hace referencia a una pequeña aldea de los Alpes franceses?

-Las referencias en España a esta advocación mariana no son muchas y la mayoría se concentran en Galicia, donde hay bastantes santuarios que la tienen como patrona. En Zamora llega de manos del obispo Bernardo Conde y Corral que, empujado por el fervor en la comunidad gallega, encargó la divulgación de la nueva advocación en el monasterio de Santa Sofía de Toro, donde tienen un grupo escultórico muy parecido al de Zamora de Ramón Álvarez, mientras que en Benavente se le encargan a las Bernardas con otro grupo escultórico. En Zamora capital lo que se hace es crear una asociación en 1868 en la iglesia de la Concepción, donde hoy está la Biblioteca Pública, y encargan al imaginero esta obra que hoy en día tenemos en San Andrés. Sin embargo, con el paso del tiempo y tras los derrumbes en la Iglesia, la asociación perdió actividad hasta su desaparición. El grupo se lo llevaron entonces al Museo de Semana Santa, donde residió durante casi una década, porque estaba previsto que formara parte de un paso -las Tres Marías y San Juan- pero por cuestiones de la providencia llegó una orden de los misioneros de la Saleta de rescatar a la Virgen y buscarle un lugar para darle culto. Fue entonces cuando la trasladaron al monasterio de Santa Clara, en las Viñas, donde permaneció en clausura más de 40 años hasta 2014, cuando se trasladó a la capilla de San Nicolás de Tolentino de la iglesia de San Andrés.

-La imagen está expuesta al culto todo el año. ¿Hay mucha devoción por la Virgen de la Saleta en Zamora?

-Nos ha sorprendido mucho porque partíamos de cero pero la respuesta ha sido muy buena. La imagen es muy bella e invita a la devoción, como ocurre con la mayoría de obras de Ramón Álvarez, con capacidad para conmover a todo aquel que la mira. Al permanecer en una de las capillas laterales, parece que eso te lleva a estar en soledad cerca de la Virgen, y ese cariño ha ido creciendo. Hay una devoción latente todavía pequeña pero que ha ido creciendo. Es una Virgen muy querida que no llega al nivel de otras devociones pero que sí tiene su público. La capital zamorana es la única ciudad de la región donde hay constancia de que existe devoción a La Saleta, no así en pueblos de Castilla y León.

-Entre sus proyectos llama la atención uno con nombre propio: el aula de los expulsados. ¿De qué se trata?

-Es un programa de absentismo impulsado por el Centro Menesiano Zamora Joven. A la hora de poner en marcha esta cofradía nos dimos cuenta de que no nos podíamos quedar únicamente en lo que es el culto a la imagen sino que tenía que ser algo que nos llenara e implicara, por ejemplo, ayudar a la gente que lo está pasando mal porque el mensaje de esta Virgen es un mensaje de reconciliación con Dios, con los hombres y con uno mismo. Enseguida pensamos en los jóvenes, y fue así como nos fijamos en este proyecto de Los Menesianos, con quienes firmamos un acuerdo de colaboración. Les hemos ayudado financiando este aula con chicos en riesgo de exclusión que han sido expulsados de sus centros escolares y que encuentran aquí una alternativa mejor que la calle.

-También hacia los jóvenes en exclusión se orienta el proyecto "Reciclaje selectivo".

-Exacto. También se engloba dentro de la dimensión social de la asociación, ya que tiene como principal objetivo recaudar fondos para programas con jóvenes en riesgo de exclusión social. Pretende contribuir también a la concienciación en la reutilización de los objetos que tenemos olvidados en casa, y nos lleva a pensar en un consumo responsable frente al consumismo desmedido. Se trata de la recogida de libros y objetos usados, excepto ropa, que catalogamos, arreglamos y ponemos a la venta en Internet. Llevamos un año con muy buenos resultados. El Consejo Local de la Juventud ha colaborado con nosotros en esta campaña y, además de Internet, lo hacemos también de manera física a través de los mercadillos de los domingos por varias zonas de Zamora.

-Como toda cofradía, la dimensión social es un pilar básico. ¿En qué otros proyectos va a embarcarse la nueva asociación?

-Nuestra forma de contribuir a la Diócesis será apoyando al seminario, en contacto constante con su rector, Florentino Pérez. Este año hemos dado una pequeña beca para algún alumno con problemas familiares y económicos, y nuestra idea es instituir esta ayuda de forma constante.

-Los denominados "Sábados de La Saleta" han tenido su público tiempo atrás. ¿Retomarán el proyecto?

-La iniciativa se engloba en el área de trabajo que hemos denominado "diálogo fe-cultura" y que, desde un enfoque divulgativo, trata de enlazar conceptos y conocimientos teológicos con diferentes manifestaciones artísticas o representaciones populares, así como constituir una mirada a la sociedad actual desde el prisma de la fe. Son actos abiertos y gratuitos que retomaremos tras el triduo, en octubre, con una sesión pendiente sobre la arquitectura religiosa contemporánea.

-Al transformarse en cofradía, ¿requieren también una modificación de estatutos?

-Claro que sí, de hecho, están recién ratificados por el obispo en base al estatuto marco para las cofradías. En el momento actual somos alrededor de un centenar de personas, abiertos siempre a todos porque somos un colectivo de acogida.

-¿La nueva situación implicará una procesión?

-Es algo que no hemos valorado aún, tenemos muchas cosas iniciadas y queremos avanzar seguros. En todo caso, en los estatutos figura como uno de los fines de la asociación dar culto público a la Virgen de la Saleta y una procesión es una forma más, pero no la única. Si algún día la asamblea general lo estima conveniente y no hay nada en contra, se podrá hacer.

-A lo largo de tres jornadas cercanas a la Fiesta de la Virgen de la Saleta se celebra el solemne triduo, ¿cuándo está previsto para este año?

-La fiesta de la Virgen es el próximo 19 de septiembre así que el triduo será los días 16 17 y 18. Suele haber bastante público, en especial, en la misa del domingo.