Es el encargado de inaugurar la quinta edición del Ciclo Nacional de Magia de Cerca. Luis Arza actuará esta noche (22.30 horas) en el Centro de Interpretación de las Ciudades Medievales, dispuesto a transportar al público a su particular universo.

-¿Qué se van a encontrar los zamoranos que acudan a ver su espectáculo?

-Me gustaría que se encontrasen una atmósfera mágica, que entrasen en esos mundos quizá muy olvidados y perdidos en esta sociedad y que disfrutasen. Yo como mago solamente soy el que les iré dirigiendo por todos esos recovecos.

-¿La magia sigue acaparando la atención del público?

-Está intrínseca en todas las generaciones, lo que ocurre es que el acercarla es un problema de ciclos de gustos. Ahora la magia está resurgiendo otra vez, sobre todo con espacios escénicos más intimistas como este, que permiten tener una comunicación con el espectador directa y transmitir otro tipo de emociones.

-¿Qué encanto tiene la magia de cerca frente a otras disciplinas más espectaculares?

-La magia es magia siempre que se tenga muy claro lo que se quiere conseguir con la puesta en escena, que es entrar en esos mundos especiales y hacer ver que no solo existe la realidad que vivimos. Cuando se está de cerca hay más intimidad y otra atmósfera mágica. Yo como mago he tomado la opción de hacer magia en espacios escénicos más pequeños y es una satisfacción, me realizo mucho más que en un teatro.

-¿Se considera un mago clásico por su trayectoria?

-No hay que definir la magia como clásica o no, sino amoldarse al público que tienes. Llevo casi cuarenta años en el escenario y quizá esté un poco desfasado de nuevas puestas en escena, pero no de la forma de transmitir las emociones. Ha sido desde hace treinta años cuando el mago se ha empezado a preocupar de las puestas en escena. Antes estaba el mago con esmoquin, cuando salió de la calle para meterse en los teatros de la alta burguesía y ahora las nuevas propuestas van a tono con el siglo XXI, pero siempre con la misma función, que es crear esa emoción mágica y meter al público en ese mundo de donde pueda salir de alguna manera transformado.

-¿Los actuales programas de televisión ayudan a esa imagen renovada?

-Cuando hay un programa bueno de televisión el mercado comercial sube y hay más gente interesada. Pero luego el espectador no puede exigir que encima de una mesa o un taburete de un bar se haga lo mismo que en esos grandes espacios escénicos que se ven en la pantalla. La magia pierde su encanto y se desvirtualiza cuando el espectador lo que quiere ver es el secreto, el truco y la habilidad. Esa es otra propuesta que hacen muchos ilusionistas que han tomado la opción de hacer otro tipo de espectáculo que no es realmente la magia. Tenemos que ser conscientes de que nuestro reto al salir al escenario es que la gente sienta magia y el truco no exista, que vea un mundo donde todo es posible.

-¿Todavía se puede sorprender con un baraja de cartas o unas simples monedas?

-Por lo menos es lo que intento. Pero más que sorprender es contarle una historia. Para mí las cartas y monedas son simplemente un soporte técnico, una base para contar algo e introducir al espectador en el mundo de la magia. El truco puede sorprender, es algo fácil porque un mago tiene mucho secretos psicológicos. Esa capacidad de observación e interpretación de gestos, que ayudan a hacer una predicción, es nuestra mayor fuerza.

-¿El futuro de la magia en España está asegurado?

-La magia hoy en día en España, en todas las especialidades, tiene muchos exponentes a nivel mundial. Además, se diferencia del resto de magia en el mundo, sobre todo en la categoría de cerca, con la Escuela Mágica de Madrid, que fue un grupo de trabajo de los años 70, y las jornadas de Juan Tamariz en el Escorial, por ejemplo, que da una nueva visión de la magia, más allá del cabaret y la paloma. Hoy en día la magia española se ha difundido por todo el mundo. También en escenario, con las nuevas generaciones, que están haciendo unas propuestas muy interesantes que se están exportando. Prueba de ello son todos los premios mundiales que tienen. De España hay una persona que está en el mejor espectáculo de magia del mundo, Justo Taus, con su personaje del Gran Carlini. Después siempre hay muchos primeros premios y menciones especiales en todos los congresos internacionales.

-Con cerca de cuarenta años de carrera a sus espaldas se ha convertido en un gran maestro pero, ¿también sigue aprendiendo?

-Como en todas las profesiones o pasiones, siempre se está aprendiendo. Personalmente, la parte de dar clases me ha enseñado mucho, por ejemplo a captar antes los defectillos que tuviese que depurar a los alumnos. Siempre se aprende, porque las técnicas mágicas son muy amplias y van más allá de saber mezclar una baraja. Se necesitan por ejemplo técnicas de psicología y de puesta en escena. No vale solo con subirse a un escenario sin más frente al público, hay que saber transmitir una atmósfera mágica y unas emociones, además de saber jugar con ellas, aunque luego no las necesitemos.