Encapuchado y con un pistola eléctrica en la mano, diseñada para incapacitar a cualquier persona mediante descargas. Así se presentó este pasado domingo un hombre en un restaurante del centro de la ciudad, con el único objetivo de llevarse la recaudación.

Eran las 8.45 horas de la mañana cuando el ladrón se acercó al establecimiento, porque sabía que en ese momento habría dinero en efectivo, fruto de la recaudación del día anterior. Esa información la tenía porque durante unos meses trabajó en el local como camarero. De hecho, confesó en comisaría que tenía "cuentas pendientes" con la dueña del local.

Fuera a empujones

En esos momentos se encontraban en el restaurante dos empleadas, que estaban sacando mesas para instalar la terraza. Al verlo, en un acto valiente, lo empujaron hacia el exterior, por lo que el hombre no pudo seguir con sus planes de cerrar la puerta por dentro. Las dos mujeres, también fuera, comenzaron a gritar pidiendo ayuda. Por la zona patrullaba una pareja de agentes de la Policía Municipal, que acudieron en su auxilio y procedieron a la detención del sospechoso -quien responde a las iniciales J. M. A.- acusado de un presunto delito de robo con violencia e intimidación.

Los agentes intervinieron al detenido su pasamontañas y la pistola eléctrica, además de cinta de embalar y varias bridas con las que presuntamente pretendía inmovilizar y maniatar a las empleadas que dieron la voz de alarma.

Se da el caso de que no es la primera vez que esta persona es detenida por hechos similares ya que cuenta con varios antecedentes por robo con violencia, lesiones o estafa. Además, tiene pendiente su ingreso en la prisión salmantina de Topas por orden del Juzgado de lo Penal de Zamora. El detenido fue puesto a disposición judicial antes de su ingreso en prisión, tras los trámites judiciales correspondientes.