Las localidades de Molacillos y Arrabalde podrían tener que cerrar sus escuelas por falta de un mínimo de alumnos de cara al próximo curso. Así lo adelantó el director provincial de Educación, Fernando Prada, aunque fue cauto al indicar que "siempre se espera hasta el inicio del curso, ese es el momento decisivo, para ver si finalmente hay un mínimo de cuatro alumnos para que el aula funcione. Todos los años hay centros que disminuyen, pero hay que esperar por si hay algún repunte". En el que caso de que no se lograra este mínimo para ambas localidades "los niños serían trasladados a las cabeceras del Colegio Rural Agrupado o a otros centros en transporte escolar", explicó Prada.

Al contrario que con la cuota de alumnos, la tasa de profesores de cara al próximo curso, que se iniciará para los estudiantes de Infantil y Primaria, apenas varía. "No tenemos ni grandes aumentos ni grandes descensos. La plantilla de profesores de Primaria y Secundaria mantiene unos límites estables, sin grandes fluctuaciones", explicó Prada, quien a este respecto destacó que Zamora "es la única provincia de Castilla y León que en Formación Profesional ha mantenido tanto el número de profesores como de alumnos en los últimos cursos".

En el acto de entrega de las credenciales a los maestros que se incorporarán el próximo curso, Prada les solicitó que se esforzaran "sobre todo a aquellos que vayan destinados a los colegios rurales, porque esta es una provincia eminentemente rural, con colegios de solo cuatro alumnos. Tanto en esos como en los de 25 estudiantes en la capital hay que emplearse a fondo", subrayó, al tiempo que les pedía "que la ilusión con la que llegan la vuelquen en los centros donde van a desarrollar sus proyectos. Y que estos sirvan para mejorarlos y llevar su trabajo en las mejores condiciones posibles".

Entre los nuevos maestros, Ana Hernández, que tras ocho años opositando había logrado su plaza, apuntó que esta oposición "es un logro muy grande, porque llevo mucho tiempo trabajando a media jornada y con niño y ahora me planteo un futuro perfecto, con un trabajo para toda la vida". Junto a ella, Cristina Castronuño, de 29 años, con especialidad en Inglés e Infantil reconoció que todavía estaba "en una burbuja" pero que a partir del 1 de septiembre lo verá todo más claro. "Mis expectativas están en quedarme lo más cerca de la capital posible".

Por último, Noelia Salvador, quien llevaba opositando desde 2011, reconoció que había tenido mucha suerte "porque solo llevo un año de interina y la he logrado este año, con muy pocos puntos pero con una buena nota". Un logro para que el que ha estudiado "muy duro" y ahora "podré trabajar en lo que me gusta".