Les unen las ganas de aprender. La edad es lo de menos en la clase de la Universidad de la Experiencia, que este curso ha contado con nada menos que 240 alumnos en el Campus Viriato, donde se implantó hace ya más de diez años. Algunos son verdaderos veteranos, como es el caso de Martín Costilla, maestro jubilado ávido siempre de nuevos conocimientos. Eso sí, adaptados a su edad. "La gente mayor somos muy funcionales, no queremos teoría. Estamos muy implicaos y no toleramos que la gente no atienda en clase", asegura sobre sus compañeros. Entrar en la Universidad de la Experiencia para él fue como una necesidad. "Estuve más de cuarenta años como profesor y siempre viví para la escuela, así que quedarme sin mis niños fue algo terrible, por lo que me apunté en seguida a estas clases. Aquí nos solo adquieres conocimientos nuevos, sino que convives, algo que es muy importante también. Además, es imprescindible saber que todavía podemos hacer algo positivo y creo que los profesores están encantados con nuestro interés y respeto", considera.

Su compañera María Teodora Blanco lleva desde 2009 en la Unex y enumera todos los conocimientos que ha adquirido en este tiempo. "Aprendemos de modernismo, psicología o derecho y también tenemos excursiones", pone como ejemplos. Miembro del grupo de teatro de esta universidad, destaca todo lo que ha aprendido sobre su propia ciudad durante estos cursos. "Ahora miras la ciudad con otros ojos, te parece diferente, es otra manera de vivirla. Nos enseñan a valorar la provincia", agradece.

Este pasado curso se unió a las aulas Ángela Fernández. "Venía con muchísimas dudas, porque la universidad me sonaba a personas con mucha preparación y yo solo tenía los estudios primarios y me sentía minúscula", reconoce "Luego también pensé que iba a ser todo gente mayor", añade. Pero el empujón que le dieron sus hijas le ayudó a dar un paso del que no se arrepiente. "Fue todo un acierto", asegura.

Los profesores que están en el cuerpo docente también se sienten encantados. "Vivimos una experiencia muy positiva, porque te encuentras con personas dispuestas a escuchar, atender y aprender, dialogar y comunicar", enumera Galo Sánchez, profesor de Ejercicio Físico y Salud. Por su parte, Berenice Rodríguez destaca las clases participativas. "El interés de los alumnos es abrumador, al igual que el de exigencia", considera esta profesora.

La coordinadora que hace posible que todo el engranaje funcione es Ana Belén Navarro. "Me hice cargo durante el tiempo más duro, el de la crisis, con menores recursos, pero esto sigue funcionando y muchos de los que acaban se mantienen como antiguos alumnos", indica. Un engranaje que volverá a ponerse en marcha en octubre.