Este tipo de procedimientos son recurridos habitualmente por los propietarios afectados ya que no es raro que el Catastro atribuya edificaciones donde en realidad no las hay. Es importante que los datos, que al final son los que usa el Ayuntamiento para pasar el recibo del IBI, sean lo más fieles posible a la realidad. Por ello los afectados pueden aportar mediciones, planos, fotografías o licencias de obra -en el caso de que haya más metros declarados de los reales- para subsanar los posibles errores.

Además, cabe recordar que la inspección del Catastro se ha centrado en 131 municipios de la provincia y en un total de 103.000 edificaciones. Esto quiere decir que más de la mitad de los ayuntamientos no están incluidos en los datos. Así, se abre la puerta a una "segunda oportunidad" a los vecinos que, habiendo realizado alguna modificación en sus terrenos o viviendas, no lo hayan notificado al Catastro. Si todavía no ha llegado notificación lo más recomendable es acudir al Catastro para registrar las modificaciones en la vivienda. Con esto, además de evitar el pago de la cuota de sesenta euros, el propietario se asegura de que los datos del Catastro son correctos.