Con nombre anglosajón y raíces asturianas, el Mago Murphy esperará a que se esconda el sol para abrir las puertas del Castillo y cerrar, entre chisteras y apariciones, la cuarta edición de las Noches de Humor, organizada por Directo al Corazón Producciones. Sin poder dejar de unir magia y humor, uno de los magos más experimentados del país promete hacer inolvidable el espectáculo entre las murallas.

-¿Con qué va a sorprender a los zamoranos hoy?

-Efectos de cartas, predicciones, apariciones, viajes imposibles... Será un espectáculo donde se mezcle la magia y el humor a partes iguales y, sobretodo, se convierta al espectador en protagonista. No me gusta estar solo en el escenario. El Mago Murphy es un poco canalla.

-¿También canalla para los niños?

-Es un espectáculo familiar y políticamente correcto, aunque sí habrá dobles sentidos que sólo entenderán los adultos.

-¿Por qué es tan buena la mezcla de magia y humor?

-La magia es humorística porque, cuando a alguien le haces un truco, primero se le desencaja la mandíbula y después deja escapar una pequeña carcajada. Es un mecanismo de defensa. Por tanto, la mezcla funciona bien porque, primero, no concibo el mundo sin sentido del humor y, segundo, porque es la mejor manera de dar rienda suelta a mi fantasía. Cuando subo al escenario es como si subiera a un patio de recreo: me pagan por divertirme.

-¿Cómo se enamoró de este mundo tan particular?

-Cosas de la vida. Una mañana, apareció en el kiosco de mi barrio una colección llamada "El mundo mágico de Juan Tamaríz". Cuando compré el primer fascículo me ilusionó tanto que me dediqué a hacer todas las colecciones de magia que había en el año 91. Después descubrí todas las asociaciones de magia que existen por el país. Una vez me uní, empecé a ver a mucha gente con las mismas inquietudes y descubrí bibliotecas, recursos, congresos, tiendas especializadas?y lo que al principio era un "hobbie", se conviertió en una profesión que adoro desde el primer día.

-Y se convirtió en su propio profesor?

-Sí. He tenido la suerte de poder ser autodidacta. No hay universidad de la magia ni escuela del humor, así que la mejor escuela es prepararte en BBC: bodas, bautizos y comuniones. Después ya vienen las tablas.

-Con 25 años de experiencia, ¿ha habido algún momento duro por vivir solo de la magia?

-Jamás. Soy ingeniero técnico de eléctricas exteriores y no he tocado un cable en mi vida. No tengo seguro si la magia es una forma de vida o una forma de estar en la vida, lo que está claro es que soy un privilegiado, hago lo que me gusta. Es como todos los trabajos: el ilusionista es un autónomo más, crea su propia empresa.

-¿Que vaya bien es cuestión de suerte?

-Yo no creo en la suerte, sino en la fortuna: la suerte viene y va, la fortuna hay que buscarla. En 25 años jamás he pensado en tirar la toalla.

-A parte de televisión, dio una charla motivacional llamada "La otra Ley de Murphy". ¿Qué quiso demostrar con ella?

-Era una charla para empresas donde enseñaba cómo las herramientas de comunicación que usamos los ilusionistas se pueden utilizar para ventas y para el día a día. Por ejemplo, una de ellas consiste en desviar la atención a un sitio mientras estás haciendo la trampa en otro.

-También protagonizó "La Escuela de Magia". ¿Cómo es trabajar mano a mano con los niños?

-Igual que trabajar con adultos. Los niños tienen una ventaja maravillosa y es que, a parte de creérselo todo, son muy directos: cuando hay algo que no les cuadra, lo dicen sin tapujos. Al final trato a adultos y a niños como un mismo conjunto. Lo bueno de la Escuela de Magia era que los niños se convertían en magos y los adultos en niños.

-Entonces los adultos, al final, son como los niños?

-Efectivamente, la magia saca el niño de dentro. Siempre se ha dicho y es completamente cierto.

-Y hablando de aprender, ¿qué truco ha sido el más difícil para usted?

-Uno que hice con otro gran compañero en el Parque de Atracciones de Madrid. Consistía en hacer parecer un coche de Formula 1 como número final.

-¿Algún reto mágico?

-Para mí, vivir al día me es suficiente. Los nuevos números ya vendrán. Lo bueno es que la imaginación no tiene límites, por lo tanto, siempre saldrá una idea genial que se pueda llevar a cabo sí o sí. Según la "teoría de la verdad de la magia", hay que pensar qué es lo que queremos hacer y luego encontrar la manera de hacerlo. Es preferible creerlo y soñarlo para después buscar los detalles y lanzarse. Si David Copperfield hizo desaparecer la estatua de la libertad hace unos años?

-¿Permite la "magia" de la televisión hacer trucos que, cara a cara con el público, serían más complicados?

-No lo dudes. Hay que mantener al espectador del sofá entretenido y llegar a él desde una simple pantalla. Es decir, cuando llegas a ese punto, vale todo.

-¿Por qué Mago Murphy y no David Rodríguez?

-Tengo una versión para los amigos y otra para la prensa. Para los amigos, simplemente es un nombre que queda mejor que David Rodríguez. Además, lo saqué de Eddie Murphy, al que admiraba. Para la prensa, le doy la vuelta a la famosa ley que dice que si algo tiene que salir mal, saldrá mal. Yo prefiero pensar que la magia siempre va a salir bien. Me gusta crear ese contraste.