En el año 2012 una iniciativa comenzó en Zamora con el fin de abrir al público de la ciudad una oferta cultural diferente. La escucha y la palabra eran las claves en el Festival de Cuentos Eróticos que protagonizaría las noches en la ciudad del románico. Hoy,el certamen es todo un éxito. Narradores de todo el país acuden a divertir a todos los zamoranos adultos que decidan acercarse a escuchar aquello que les quieran contar. Ayer el gallego Celso Fernández Sanmartín con sus cuentos sobre confesiones lo cerró brillantemente. Este narrador aplaude la idea que la ciudad acogió hace un lustro y apuesta por una nueva generación de narradores que pisan fuerte y hacen de la profesión algo de valor.

-Actualmente parecen tiempos difíciles para poder vivir de las narraciones...

-Supongo que depende del contador. Yo creo que hay un auge de los espectáculos de los contadores. Ahora bien, no se si van a sobrevivir aquellos que ya tienen una trayectoria o todos. Por ejemplo acabo de estar en Madrid, y allí hay muy buenas escuelas de narración oral, tienen sus circuitos, hay nueva gente que se está incorporando. Es un momento interesante para explorar dentro del oficio, para indagar nuevos sitios e intentar hacer nuevo público.

-En Zamora, llevan cinco años celebrando el Festival de cuentos eróticos. Hay en eventos de este tipo en todas las partes del mundo durante todo el año. ¿Usted cree que los cuentos son una moda actual o han estado presentes siempre en la vida de la persona?

-Los cuentos, son tan antiguos como el mundo en el que hay personas. Existen desde siempre porque el contar es universal. Los materiales de tradición oral, los cuentos, los relatos, los romances, los chistes, las canciones los trabalenguas? Todo es antiquísimo. Lo que se está incorporando ahora son nuevos modos de narración... Son nuevos modos de llegar a los públicos como por ejemplo las redes sociales que sirven tanto para contar como para ser público. En cuanto a los materiales que nos vienen de herencia como los cuentos, el oficio es muy antiguo, pero de ser conocido y estar tan popularizado como es hoy viene de un tiempo hacia aquí. Por ejemplo en Galicia, de donde soy, apareció un boom hace treinta años. Y desde entonces salieron muy buenos narradores orales. Antes había personas pero como personajes únicos.

-Y, ¿los festivales son una moda?

-Lo fundamental es que quien lo haga muy bien. Los que han surgido son grandes maestros de la narración oral. Muy reclamados en el país y fuera de él. Los festivales están en auge y seguirán estándolo mientras siga habiendo bueno narradores.

-¿Qué es lo mejor que tiene su profesión?

-Para mi es que la disfruto, me gusta. Es apasionante porque yo recojo cuentos e historias. Hablo con mucha gente, hago trabajo de campo, Cuando una persona te cuenta su vida tienes una responsabilidad con ella, cuando llevas sus relatos a un espectáculo tienes que cumplir. Todo lo que salga de tu boca tiene que ser para alabar a aquellos que tú admiras. Estas personas son narradores no profesionales pero grandes contadores, sobre todo gente mayor que me ayuda y a la que estoy muy agradecido.

-Y, ¿ lo peor?

-En principio no sabría decir. Creo que lo peor es que te salga mal un espectáculo. Con nuestras actuaciones buscamos comunicarnos con el público, conectar con él. Que esto no ocurra es malo, te deja un poso amargo. La labor del narrador es comunicativa, necesitas comunicarte en todo momento, no como si estuvieses dictando para el público si no como si estuvieses hablando con él. Si el vínculo no llega a establecerse es muy triste porque es como cuando tú hablas para alguien y no eres comprendido.

-Además de relator es poeta. Si tuviese que elegir entre la poesía y los cuentos, ¿con qué se quedaría?

Lo bueno de la realidad es que no tengo que elegir. Es imposible, una pregunta trampa, no existe. No puedo elegir entre cuentos y poesía, es como si me diesen a elegir cortar entre una de mis piernas sanas. En mi día a día le dedico tiempo a las dos cosas y en mi cabeza están ambas. En mí, hay unos vasos comunicantes entre la narración y la poesía. No puedo vivir sin ninguna de las dos.

-¿Qué le aporta la poesía?

-Sensibilidad.

-¿Cómo ve iniciativas como la de Zamora que acercan el mundo de los cuentos, que parece territorio de niños, a los adultos?

-Es fabuloso, un gran logro de grandes narradores, llegar a los adultos con algo que lleva el epígrafe de cuento. Estos festivales, con todo el esfuerzo que suponen, me parecen muy necesarios por la calidad del producto que ofrecen. Yo conozco a alguno de los narradores que han estado en esta edición, y me parece que la gente ha tenido que salir muy contenta de las funciones. Además permiten que la gente se vaya construyendo como público, que año a año vayan conociendo a más cuentacuentos y al final consigan escuchan a un gran número de buenos narradores. Esto les ayuda a hacerse un criterio. Además con estos eventos pueden sentir que el oficio no está tan lejos de nadie, tú mismo puedes sentir que eres capaz o que tienes cosas que contar. Eso es lo bonito, el auge de la narración oral viene de que la gente se siente con capacidad de subirse y contar.

-¿De qué disfrutan quienes acuden su actuación?

-Buceamos dentro de la temática del festival. Acordes al asunto, a mi me gustan los cuentos antiguos de curas que son los más eróticos que yo conozco. Los sacerdotes eran los más entendidos en el tema hasta hace unos años en erotismo porque en la confesión hacían preguntas de lo que nadie se atrevía a contar en público.

-¿Cómo prepara la función?

-Yo me inspiro en la temática, pero lo que hago sobre todo es hablar con gente, el hacerlo te da las pautas para el espectáculo.