El atraco con pistola y cuchillo tuvo lugar en noviembre de 2011 en una vivienda unifamiliar del barrio de San Frontis. Seis meses después participaría en el asalto que se perpetró en el merendero de Los Pelambres y con un modus operandi muy similar: los ladrones iban en grupo, encapuchados y con armas en busca de dinero. En el caso que se acaba de juzgar y por el que la Fiscalía Provincial exige 5 años de cárcel para el único integrante de la banda detenido, los asaltantes también buscaban joyas. La Policía Nacional logró detener y procesar a un varón, de iniciales C.M.C., de nacionalidad extranjera y con antecedentes policiales, al obtener pruebas suficientes para imputarle un robo con violencia e intimidación en casa habitada.

De hecho, el procesado estuvo dos meses en prisión provisional cuando fue arrestado, dada la gravedad de los hechos que se le imputaban y la especial violencia empleada para perpetrar el atraco, con amenazas al matrimonio propietario de la casa. Los ladrones habían acudido de madrugada a la casa y se encontraron con que estaba vacía. Sin embargo, los propietarios, un matrimonio, no tardarían en aparecer y vivir uno de los momentos más angustiosos de sus vidas. Cuando entraron a su casa, a las 2.30 horas, se encontraron con varios individuos que ocultaban sus rostros bajo pasamontañas y que les abordaron sin que tuvieran tiempo de reaccionar.

El hombre acabó con una pistola en la sien, encañonado por el individuo que se acaba de sentar en el Juzgado de lo Penal; y la mujer, con un cuchillo en el cuello. Bajo estas amenazas, los ladrones les obligaron a recorrer la casa para ir registrándola y sustrayendo los objetos que consideraban valiosos, hasta llegar a la habitación en la que se hallaba la caja fuerte, de donde sacaron dinero y joyas.

Los delincuentes, que se sospecha que atracaron en más viviendas, les robaron los teléfonos móviles, el dinero en metálico que tenían y les maniataron antes de abandonar la casa. La Fiscalía exige a la magistrada del Juzgado de lo Penal que le aplique la agravante de disfraz. Las víctimas, a pesar de que llevaba la cara cubierta, pudieron reconocer por otros rasgos físicos al procesado. Otra prueba contundente fue la localización en su domicilio, durante una entrada y registro, de parte de los objetos robados en la casa de San Frontis. El acento latinoamericano con el que habla, también fue otro de los factores que contribuyó a determinar que fue uno de los atracadores que actuó. El imputado se negó a declarar en el juicio, solo habló para negar los hechos y limitarse a decir que no había participado en el robo con violencia e intimidación y para comunicar que no iba a contestar ninguna pregunta.

El abogado del procesado solicitó la absolución por falta de pruebas que le incriminen en el atraco, ya que ninguno de afectados pudieron verle la cara, oculta con el pasamontañas, con lo que considera que C.M.C. no pudo ser perfectamente identificado.

La Fiscalía mantiene que fue uno de los que llevó a cabo el robo con violencia e intimidación, por lo que mantuvo la pena de cinco años que había fijado en su escrito de conclusiones provisionales.

La compañía de seguros que indemnizó al matrimonio por los objetos robados solicita la misma pena que el Ministerio Público, así como el pago de la cantidad de dinero que ha entregado a la pareja en virtud de la póliza suscrita por los dueños de la vivienda asaltada.