Ardua tarea les queda por delante a los magistrados de la Audiencia Provincial de Zamora para dictar la sentencia del caso de la quiebra de Central de Ventas Carbayo, emblemático establecimiento de Benavente que acabó sus días consumido por una trama de intrigas familiares y de sociedades interpuestas, según indican la acusación particular y el fiscal o simplemente por las vicisitudes del mercado, agravadas por una desafortunada gestión del administrador judicial, como sostienen las defensas.

Son cinco los acusados, tres de los cuales se sentaban en el banquillo, otro compartía sitio con los letrados de la defensa y otro más que se encontraba fuera del país, a los que se debería haber añadido otro más que está en busca y captura.

Los alegatos de fiscal y la acusación particular que ejercen dos trabajadores despedidos se complementaron y coincidieron en que los problemas de Central de Ventas Carbayo empezaron cuando se da el relevo generacional, en el que conviven uno de los socios fundadores con su sobrino, hijo del otro. Desavenencias que, ante la mala marcha de la empresa, llevan a este último a idear una venta ficticia con el fin de evitar que se viera comprometido su patrimonio, entre otras cosas por las altas indeminizaciones que se tendrían que pagar a la plantilla. Es entonces cuando entran en juego una serie de empresas que primero compran la empresa (Pérez Balsa) para luego irla descapitalizando mediante la intervención de otras sociedades, como Promambi, que es al final la que se queda con la mercancía. Es a posteriori, cuando dos de los implicados entran en una sucesión de denuncias cruzdas, cuando se "viste al santo" y se "fabrican" los contratos y pagarés para justificar la operación fradulenta.

La otra parte

Las defensas por su parte, coincidieron en que el relato del fiscal y el abogado acusador es una mera sucesión de especulaciones sin base legal ni siquiera lógica. El del dueño original de Central de Ventas Carbayo se preguntó por el motivo que podía tener su cliente para idear tal trama, cuando simplemente liquidando la sociedad, que era anónima, respondía de cualquier riesgo sin poner el peligro otros bienes. Defendió que la venta de la empresa fue real, como demuestran los contratos. El principal acusado, el abogado, centró su defensa en que malamente pudo haber hecho ningún tipo de administracion desleal porque él nunca fue administrador de nada, ni contable, no era propietario de ningún bien que alzar ni tampoco tuvo acceso a nada de lo que apropiarse indebidamente.

El letrado del padre y la hija acusados se centró en el hecho de que ni uno ni otro eran administradores, ni de derecho ni de hecho de Central de Ventas Carbayo, responsabilidad que atribuyó a S.P.D., que se encuentra en busca y captura. Señaló que el precio de venta de la empresa a Promambi responde a la realidad de la mercancía que había y responsabilizó al administrador judicial de la generación de deudas de la empresa.