Zamora es una de sus últimas paradas en la gira que están realizando por España para celebrar sus cincuenta años encima de los escenarios. Hernán Gómez, uno de los miembros más veteranos del mítico grupo Quilapayún hace un repaso de su carrera.

-Después de medio siglo de vida, ¿cómo se percibe la evolución del grupo?

-El grupo ha evolucionado musicalmente, en madurez artística. Cincuenta años es toda una vida, así que hemos recorrido muchos lugares, hemos conocido mucha gente, hemos grabado 26 discos originales y hemos ofrecido 2.200 conciertos. Creo que la mejor manera de responder es dando a conocer nuestro patrimonio artístico. Al tiempo que la sociedad ha ido evolucionando, nosotros hemos madurado también.

-¿Qué queda de los "tres barbas"? (traducción literal de Quilapayún).

-Todavía quedan dos, Carlos y yo (sonríe). El nombre fue una reivindicación de los barbudos de Cuba, los revolucionarios, porque nosotros buscábamos revolucionar la música chilena. Pedíamos también en nuestro discurso la independencia no solo para Chile sino para todos los países latinoamericanos. Por eso usábamos instrumentos autóctonos, algo que hasta ese momento era muy raro.

-¿Fue su sello de identidad ser un grupo de canción protesta?

-Más que protesta, creo que lo nuestro era una propuesta, tanto artística como estética. E iba paralelamente a toda una propuesta social que existía en Chile por la recuperación de nuestra dignidad, de nuestras riquezas nacionales, de una reforma agraria. Cosas que se concretaron en 1970 con el gobierno de Salvador Allende, aunque después fuera derrocado por la derecha.

-Pero fue un rayo de esperanza para un país que estaba sufriendo. De hecho, ustedes fueron también protagonistas y afectados directos de la represión.

-Fue un momento de esperanza para Chile, se hicieron muchas reformas. Nunca hubo más libertad en Chile que con la Unidad Popular. Pero también fue una esperanza para otros países, tuvo una repercusión internacional. El golpe de Estado nos pilló de gira en Francia, donde nos dieron asilo político.

-¿Y cuándo llegaron a España por primera vez?

-En 1974, aunque solo llegamos a Cataluña, no pudimos bajar más, porque la seguridad de Franco prohibió los conciertos en Madrid.

-¿Esta música puede volver a ponerse de moda, teniendo en cuenta la situación política y social de muchos países?

-Creo que siempre ha estado de actualidad y ha ido evolucionando con la sociedad. Chile ahora es un país democrático y la democracia se ha afianzado, pero subsisten muchos problemas e injusticias, hay desunión en la izquierda y todo eso son cosas que, como artistas combativos, no podemos tolerar. De alguna manera, en los espectáculos, si bien no tenemos canciones que apuntan directamente a esos problemas, los hacemos sentir y opinamos. Para nosotros es importante hacer esto.

-¿Qué se siente al ser autores de canciones que son auténticos lemas en manifestaciones y concentraciones sociales?

-Es un orgullo que nuestras canciones tengan una utilidad social, más allá de lo estético. La labor de cada artista es tener una presencia social y si es a través de su arte, tanto mejor. Es el caso de temas como "La muralla", que ha sido tomado en varios países, o "El pueblo unido", cantado en Portugal, Ucrania, países árabes o incluso los kurdos. En el fondo, lo que dice esa canción es que si estamos unidos, somos más fuertes.

-¿Es un tema que sigue de actualidad?

-Debe haber una unidad del pueblo, sobre todo en democracia, porque, aunque tenga muchos defectos, nos da el privilegio de poder expresarnos. Y hacerlo unidos es lo mejor.

-¿Hay cabida en sus conciertos para las nuevas generaciones?

-En Chile por supuesto y en Francia, donde viven varios miembros del grupo. En España no hemos medido todavía la presencia de jóvenes entre el público, pero con el tiempo vendrán, si regresamos de gira a España.

-¿Así que esta no es una gira de despedida?

-Esperamos prolongar una actividad que es todo un placer. Estar arriba de un escenario no vale la pena si no existe ese placer. Es un gusto volverse a encontrar con gente y viejos amigos. Eso permite que haya aún una longevidad que nos mantiene jóvenes todavía.