Primero fue el AVE y ahora los días sin bañador. De nuevo, Madrid trae vientos de cambio a Zamora y esta vez en forma de desnudos. En estos últimos días, la polémica se ha levantado en la capital de España tras la "nueva-vieja" propuesta del Ayuntamiento de Madrid de establecer el día sin bañador en las piscinas públicas. La medida ha recibido las quejas del PP de Madrid, pero lo que olvidan es que con ellos comenzó la iniciativa de practicar el nudismo en 2002 en las piscinas de la capital. La pregunta es ¿aceptarían los zamoranos el nudismo en las piscinas municipales dejando el bañador en casa y animándose a hacer unos largos como dios los trajo al mundo?

Zamora ciudad genuina, donde las tradiciones imperan y la sobriedad es la firma de su festividad más importante, la Semana Santa, ha respondido de la forma que no todo el mundo esperaría.

En las piscinas municipales del Tránsito y la Ciudad Deportiva muchos bañistas han visto con buenos ojos trasladar la porpuesta madrileña a las piscinas municipales de la ciudad. Sin embargo, muchos otros consideran que la propiedad municipal no es el mejor lugar para mostrar los atributos personales.

"El pudor es del que mira y quien no quiera que no venga" opina Ricardo, uno de los bañistas de la piscina del Tránsito. No obstante, el vecino cree que Zamora "aún no está preparada" para acoger estas medidas porque es "una ciudad pequeña" con una importante carga de "población mayor". Él sí se animaría a participar, pero siempre y cuando fuera "lejos del barrio" y con "más gente". Laura y Adrián, asiduos también a la piscina del Tránsito, piensan que habría que "respetar al público nudista", aunque ellos no se atreverían a hacerlo. En cambio, en la piscina Sindical los zamoranos se muestran más reticentes a probar la medida, porque piensan que para eso "se puede ir al embalse tranquilamente sin molestar a nadie". Otros no se oponen a la medida, pero confiesan que se abstendrían de acudir ese día a la piscina. También hay propuestas intermedias: "deberían estar en zonas separadas los nudistas de las personas con bañador", opina un vecino de la zona de Los Tres Árboles. Y algunos zamoranos califican la medida de ""ideíca" de los que no tienen nada mejor que hacer".

Las disposición que más ampollas ha levantado en la nueva iniciativa del Ayuntamiento de Madrid es la presencia de niños durante los días que se permita la entrada sin bañador a las piscinas públicas. Entre los zamoranos, encontramos disparidad en las opiniones al respecto: "el nudismo no tiene nada que ver con la sexualidad", comenta un usuario de la piscina del Tránsito que piensa que "nosotros inculcamos los prejuicios en los ojos de los niños"; en contraposición, algunos bañistas de la Sindical consideran que "cada uno es responsable de sus hijos", pero no llevarían a sus hijos los días que se habilitaran para realizar nudismo en las instalaciones municipales. Por último, hay usuarios que estiman que la entrada de niños sería "hacer cundir la anarquía" y que deberían limitarse a "mayores de edad".

De los ciudadanos encuestados se obtiene la siguiente conclusión: la mayoría no participaría en la jornada sin bañador pero no se opondrían a la misma, aunque creen que Zamora todavía no está preparada como sí lo están las grandes ciudades. Respecto a la presencia de niños no hay un sentir claro dentro de la población zamorana. Sin embargo, creen que la decisión correspondería a los padres de los menores y no a la ordenanza municipal en el caso de que la hipotética medida prosperara.

Para contemplar la importancia de la disposición, y lo revolucionaria de la misma en el supuesto caso de ser aplicada en Zamora, sería bueno retrotraerse a tiempo pasados. Durante el franquismo, en la ciudad de Zamora, los jóvenes solían ir a nadar a la isla de los Bañaderos, en las cercanías de la zona de los Tres Árboles. En aquellos años, hombres y mujeres no tenían permitido bañarse juntos, pero no por ello dejaban de tener ganas de hacerlo. Para luchar contra la tentación, se recurrió a una atávica, rudimentaria, y no por ello menos eficaz, medida de separación. Con el fin de ubicar a mujeres y hombres en parcelas perfectamente diferenciadas, sin peligro de mezcla entre unos y otros, se colocó una maroma que marcara manifiestamente la frontera entre la zona femenina y la masculina.

Dos generaciones después de aquellas medidas, y a pesar del carácter tradicional que aún conserva la ciudad, los zamoranos se muestran abiertos a incluir un día sin bañador en las piscinas y dispuestos a romper clichés.