Los cuentos son algo esencial en la vida del ser humano, o al menos así lo piensa Pep Bruno, cuentacuentos de profesión que vuelve a Zamora después de tres años para participar en la V edición del Festival de Cuentos Eróticos de la ciudad. Este acontecimiento comienza esta noche en el Palacio de Doña Urraca y se repetirá todos los viernes de julio.

-En su web dice que "vive literalmente del cuento", ¿qué le lleva a esto en los tiempos que corren?

-Tengo las mismas dificultades que cualquier autónomo de estos tiempos. Somos los grandes olvidados de las administraciones. Además, están los problemas añadidos de un oficio particular, poco conocido y artístico. Hay muchos inconvenientes y muchas dificultades, pero se trata de un trabajo maravilloso. Lo normal es que me vuelva aplaudido a casa. Esto hace que mi profesión tenga unos beneficios personales muy interesantes y de desarrollo personal y artístico apasionantes. Contar cuentos me ha llevado a un montón de países que a lo mejor de otra manera no habría podido conocer.

-Tiene cuentos para todas las edades, desde bebés hasta adultos?

-Dipongo repertorio para todas las edades porque cuando haces de esto tu modo de vida tienes que buscar tener la posibilidad de trabajar con todos los públicos.

-Según la edad del público, ¿qué diferencias encuentra a la hora de escuchar las narraciones?

-Las diferencias en los públicos las encuentro en sus centros de interés, lo que interesa a cada público es distinto según su rango de edad. Además otras cuestiones, como la localización, también determinan la reacción o la forma de contar las historias, por ejemplo, si estas contando en Argentina, el humor que utilizas allí no funciona exactamente como el de aquí. Lo que interesa a cada público es lo que tienes que conocer para ir encajando los cuentos en los distintos rangos. Cuando yo tengo un cuento listo para contarlo siempre pienso a que edad puede interesar. Por otro lado, hay otra diferencia entre los públicos que hay que tener en cuenta: si el público es cautivo, es decir, aquel que no se pueden marchar, como los que están en un colegio. Pero es una diferencia que enseguida se diluye, no son prisioneros, empiezas a contar y pronto se encuentra el lugar donde acomodarse.

-¿Quién disfruta más, un niño o un adulto?

-Todos disfrutan. Los seres humanos precisamos de los cuentos, los necesitamos. Los cuentos nos han acompañado desde el punto justo en el que dejamos de ser monos. Han sido el alimento de ficción del que nos hemos nutrido. La ficción es lo que nos diferencia de los animales. Durante más de 50 mil años esa ficción se alimentaba exclusivamente del cuento. El ser humano está acostumbrado a contar y escuchar historias y las necesita. Aunque parece que hoy en día el cuento está muy relegado, nos seguimos alimentando de una ficción que viene de palabras. Sucesos, leyendas urbanas, chacarrillos, chistes? un montón de cosas que se mueven en ese territorio de ficción que nosotros necesitamos y del que nos alimentamos. A todo el público le gusta. En general el público que más disfruta es el que ha venido a escuchar, pero muchas veces vienen a escuchar sin saber ellos que venían a hacerlo. Necesitamos alimentarnos de cuentos

-Zamora celebra su V Edición del Festival de Cuentos Eróticos. ¿Cómo acogen estas ciudades, con poblaciones tan envejecidas, este tipo de acontecimientos?

-La idea de que la gente mayor no tiene un interés por los textos eróticos es un prejuicio. Cuando voy a contar a centros de mayores donde la población tiene de media entre 75 y 85 años, encuentro un público al que le apetece escuchar cuentos picantones, festivos, que celebran la carne y, sobretodo, que celebran la vida. Ese prejuicio existe pero no es real. Hay gente con 75 a la que no le interesa, pero igual que con 25. Los cuentos eróticos, los de tradición, no se dedican tanto a lo que hace la literatura erótica, la de descripción. Son de picaresca, de cómo conseguir que la mujer se acueste con el amante y además el marido esté contento. Esto siempre es lo divertido. Son cuentos humorísticos, de astucia y con conflictos que acaban bien.

-Los cuentos para adultos son una buena forma de encender la chispa o son más de entretenimiento

-Hay que mantener un equilibrio en la historia, que sea divertida, emocionante, actual? Cuando terminas una sesión de cuentos eróticos ves que hay gente que se va con los ojitos más brillantes y piensas? "Y yo me quedo aquí solo". También hay gente que se marcha muy contenta, pero por la experiencia, por haberlo pasado bien, por haberlo vivido y visualizado. Hay de todo. Los cuentos son entretenidos, divertidos y tienen muchas cualidades más. En eso se diferencian de otras propuestas orales como los monólogos. Tienen una entidad propia y tocan muchos temas. No es solo puro entretenimiento.

-¿Cómo se llega desde la palabra al mundo íntimo de los adultos?

-Es fácil. Lo que nosotros hacemos tiene mucho que ver con lo que se hace en el cine. Cuando yo cuento, en realidad estoy relatando una película que yo veo. La diferencia respecto al cine es que en él vemos lo que el director ve. En la "película del cuento", el público va viendo de forma indicidual su película, y la elabora con sus propios recursos íntimos y personales. Los espacios en los que suceden las cosas, el dormitorio donde los amantes se han amado o la puerta por la que entra el marido, ellos lo identifican con espacios, lugares, gestos, voces de su propia vida. Es mucho más cercano.

-¿Considera que el género erótico o para adultos sigue siendo un tabú para la sociedad?

-Hoy en día está muy desvirtuado este tema por el tema de la pornografía e Internet. Al hablar de cuentos eróticos, lo primero en lo que la gente puede pensar es en pornografía y realmente el erotismo no tiene que ver con ello. Están relacionados con el deseo, pero no con eso. Hay cierto tabú por las raíces de nuestra cultura. Esta ha podido ser un lastre, pero también es una ventaja, porque lo que hoy somos es por ella. Por otro lado, hoy en día nos está costando recuperar el espacio de lo que es lo erótico en una sociedad tan hipersexualizada donde los niños desde muy pequeños ya son vestidos como adultos. Se trata de una sociedad hipersexualizada por un lado y reprimida por el otro. Encontrar el espacio de lo erótico, de lo festivo, de la celebración de la vida, que es lo que son estos cuentos cuesta.

-Usted ya ha participado en este festival. ¿Cómo fue su experiencia?

-Mi experiencia fue maravillosa. Fue en el Museo de las Ciudades Medievales, la primera sede del festival, y acabé sorprendido. Era un espacio muy recogido, un patio con capacidad para 50 personas, todo el aforo lleno, con unos medios técnicos perfectos, todo estupendo. La sensación con la que me quedé después fue fantástica, de haber estado en un sitio en el que la gente quería escuchar y quería pasar un buen rato. Cuando te encuentras con un público así el primero que disfrutas eres tú. Tú disfrutas con los textos pero, sobre todo, disfrutas con los contextos.

-¿De qué van a poder disfrutar los zamoranos que acudan a esta primera sesión del festival protagonizada por sus cuentos?

-Mi espectáculo se llama "Viejos cuentos de nuevo". En él he recuperado historias del siglo XIII y XIV que tenía preparadas para contar en algún momento. Una única función a partir de recopilaciones de cuentos antiguos y tradicionales. El que el hilo argumental son las relaciones fuera del matrimonio, una excusa para ir enlazando unos cuentos con otros y darle una pequeña unidad a estas historias maravillosas.