Hace un año, el zamorano Fernando Martínez Maíllo llegaba a la dirección nacional del Partido Popular para ocupar la Vicesecretaría de Organización dentro de lo que se presentó como una renovación del PP ante el giro del panorama político con la irrupción de Podemos y Ciudadanos. Esa renovación no fue suficiente para las elecciones del 20-D, pero coincidiendo con el aniversario de su nombramiento, Martínez Maíllo saca pecho por la recuperación de su partido y apuesta fuerte porque a la segunda, tras la victoria del 26-J, habrá gobierno con Rajoy como presidente.

-La noche del 26J, mirando hacia atrás, hablaba de que había hecho sido un camino difícil y dura. ¿Esa es su percepción del año transcurrido desde que fue nombrado vicesecretario de Organización del PP?

-Ha sido un año apasionante. Estar en primera línea de la dirección del partido es algo soñado por cualquiera que se dedique a la política. Soñado, pero nunca pedido, porque me llegó sin que yo lo esperara. En un año hemos celebrado dos elecciones generales, algo que nunca había sucedido en la historia de la España democrática más reciente. Pero por eso también ha resultado muy complicado. Hemos tenido que hacer cambios en las direcciones del partido en Valencia, en Madrid, en Baleares y en otros lugares que no son precisamente ciudades pequeñas en cuanto a implantación del PP. Difícil, sí, apasionante, también.

-Esos cambios a los que alude estuvieron directamente relacionados con casos de presunta corrupción que implicaban a altos cargos del partido. A la vista del resultado electoral, ¿se sienten perdonados?

-Yo creo que el PP ha sido duramente castigado por los casos de corrupción. Los resultados de las elecciones europeas, las municipales y autonómicas fueron ejemplos clarísimos. Los cambios en la dirección del PP se hicieron, precisamente, después de las municipales y autonómicas. Claro que los ciudadanos castigan la corrupción. Lo que sucede es que cuando el partido reacciona, cuando inicia un proceso de renovación, cuando toma decisiones valientes, aparta a quienes están implicados en hechos presuntamente irregulares y actúa con contundencia, pero también con justicia llega el momento en que la ciudadanía lo percibe muy rápidamente y eso es lo que hemos hecho. No es que haya perdonado la corrupción, sino que valora los esfuerzos que se han realizado dentro del partido para cambiar a aquellos que están intoxicados por la corrupción.

-Contundencia y justicia. ¿Esa es la justificación de que Rita Barberá siga aforada como senadora?

-Nosotros no somos ni fiscales, ni jueces ni policías. Hasta este momento Rita Barberá no tiene abierto ningún proceso de investigación y por lo tanto no cabe tomar ninguna decisión, algo que sí hemos hecho con el resto de concejales que ya no forman parte del Partido, del que han pedido la suspensión temporal, de forma que en el Ayuntamiento de Valencia solo tenemos un concejal. Las decisiones del partido, sin embargo, serán las que deban ser, independientemente del nombre de las personas.

-¿Y en el caso de las escuchas al ministro del Interior?

-España no es Venezuela, aunque a muchos les gustaría. Aquí hay un Estado de Derecho y unas instituciones que funcionan. Lo que hay que investigar en primer lugar es cómo es posible que al ministro del Interior le puedan grabar en el despacho de su Ministerio. A mí eso me produce inquietud.

-¿Eso no sería una deficiencia en seguridad achacable al propio Ministerio del Interior y, por tanto, al ministro como máximo responsable?

-Se ha abierto una investigación para saber lo que, en definitiva, es un caso de espionaje a un ministro en el despacho que debería ser el más seguro de España. En lo que se refiere a esas conversaciones, no hay que olvidar que son conversaciones sesgadas, que no conocemos en su integridad, y por lo tanto no conocemos si hay una manipulación total o parcial. Pero lo más importante: para hacer un veredicto es necesario saber cuáles son los hechos, hasta el final. Y ninguna de esas conversaciones, suponiendo que no hubieran sido modificadas, se ha correspondido con hecho alguno ocurrido con posterioridad.

-El fiscal Horrach abandone Anticorrupción cuestionando que no haya dimitido el señor Fernández Díaz.

-El ministro es una víctima, insisto, ha sido grabado en su propio despacho. Y en este país existen instituciones suficientemente fuertes como para que no se tomen decisiones de forma arbitraria por parte de nadie sin razones objetivas. Ninguno de los hechos posteriores corroboran esas conversaciones, ni uno solo.

-¿Ha cambiado mucho Fernando Martínez Maíllo durante este año?

-Sigo siendo exactamente el mismo. Sigo repitiendo en Génova que soy un político de provincias y quiero seguir siéndolo mucho tiempo porque estoy muy apegado a mi tierra, a Zamora. Lo que yo he aprendido en Zamora me está sirviendo de mucho en Madrid, y no al revés; la prudencia, la paciencia, la templanza, saber esperar y no tomar decisiones precipitadas?Saber que no siempre tienes la razón, humildad, no sacar conclusiones precipitadas. Recuerdo anécdotas de momentos complicados en las reuniones de vicesecretarios, como aquel paseo de Pedro Sánchez y Pablo Iglesias con el que parecían sellar un acuerdo. Aquella bajada por la Carrera de San Jerónimo, tengo que reconocerlo, provocó algunos terremotos internos. Y algunos, entre ellos yo, dijimos: "Tranquilos, no hay acuerdo". Era demasiado evidente que era una pose. Como dicen que la política de provincias da esa tranquilidad, muchas veces mis compañeros me miran a mí en determinados momentos.

-¿Y fue esa experiencia la que le llevó a pronosticar, justo cuando los sondeos auguraban todo lo contrario, que podían alcanzar los 138 escaños? Se quedó a uno de la realidad.

-En una presentación de la campaña del presidente Rajoy a los medios nacionales, a micrófono cerrado me preguntaron y dije una frase obvia: Hay unas elecciones, pero en realidad son 52, una por cada provincia. Esto, que es una evidencia, quiere decir que confiábamos en los resultados de una campaña que hemos realizado de una forma muy segmentada, muy provincializada y muy dirigida a las circunscripciones donde nos estábamos jugando un escaño. Éramos plenamente conscientes de que si subíamos por encima del 31% nuestro porcentaje de voto las posibilidades de llegar a más de 130 escaños era muy posible. Por eso el presidente fue a Lleida un domingo, donde nos disputábamos un escaño, por eso el mensaje de que los votos a Ciudadanos solo servían para darle un diputado a Podemos. Hasta en diez provincias fue así. Y por eso cerramos la campaña en Teruel. Yo le decía al presidente: ¿Presidente, cuándo has cerrado tú una campaña en Teruel? Nunca, pero es que nos jugábamos un escaño. O la anécdota de las alcachofas. Las alcachofas no votan, pero los habitantes del medio rural sí. Mucha gente se rió de la emoción del presidente con las alcachofas, lo que le emocionaba era el trabajo la gente del campo que las cultivaba, esos 15 millones de personas que viven en el medio rural, aunque luego hubiera quien lo interpretada como una salida de tono. Ese tipo de campaña, a la postre, ha sido un éxito.

-Por Zamora no necesitó pasar esta vez, el PP ha recuperado más de 4.000 votos con respecto a diciembre. ¿A qué achacan esa renovación de confianza?

-Rajoy ya estuvo en diciembre, efectivamente, y su visita ha sido más que recordada en todos los medios (la frase de "...Es el alcalde..."). Valoro especialmente que los zamoranos hayan apostado por el Partido Popular después de haber pasado lo que puede ser su peor momento de la historia en esta provincia, después de las municipales. Ganamos, sí, pero como ya reconocí en su día, con los peores resultados en muchos años. Fueron momentos muy, muy duros, pero esta es la demostración de que somos un gran partido que, a pesar de las dificultades, en un solo año hemos levantado cabeza obteniendo 2.000 votos más en las Generales de diciembre y 4.000 más ahora. 6.000 votos con respecto a las municipales y a las autonómicas que, por cierto, tuvieron también el peor resultado de la historia. A este partido no se le pisa, tenemos una gran fortaleza y en los momentos de dificultades, como ocurre en las familias, cuando los demás hacen pactos contra natura para echar al Partido Popular, lo que se genera es el efecto contrario. Estamos subiendo más que nunca porque el partido está unido.

-¿Y a qué beneficios puede aspirar Zamora de ese resultado electoral?

-Todo lo que hemos ofrecido es lo que más necesita Zamora: empleo y recuperación, esa recuperación que, somos conscientes, aún no ha llegado a muchos hogares zamoranos. Las políticas de izquierda han hecho mucho daño al empleo y sin él no hay recuperación. En el caso de Zamora, son problemas mucho más estructurales que tienen que ver con la despoblación, comunes a otras zonas de España como Teruel u Orense. Pero por primera vez el mundo rural ha estado en la campaña electoral, ha estado presente y eso es una oportunidad histórica. Espero que el próximo Gobierno diseñe medidas de discriminación positivas para el medio rural, porque ahí es donde nos estamos desangrando. La única posibilidad de crecer es fortaleciendo nuestro tejido económico en la industria agroalimentaria y el turismo. Contamos ya con los grandes ejes de transporte como el AVE o las autovías y creo que a Zamora le ha ido bien cuando ha gobernado el Partido Popular.

-Organizaciones como Cáritas hablan de un elevado índice de pobreza, de un 40% de población zamorana directamente en riesgo de exclusión social y de la aparición del nuevo pobre, el trabajador cuyo sueldo y precariedad en el puesto de trabajo le impide mantener un nivel de vida digno.

-No voy a discutir que hay familias que lo están pasando muy mal y siguen sufriendo la crisis. Es evidente que se debe transformar el contrato temporal en indefinido, aunque ahora la proporción sea ya indefinido uno de cada cuatro que se firman. La temporalidad debe resultarle más cara al empleador, porque debemos buscar la estabilidad en los puestos de trabajo. También es cierto que Zamora, como parte de España, tiene una parte social muy alta, somos un país en el que más de 13 millones de personas tienen prestación de algún tipo. Aunque al final, lo importante es que haya trabajo, a tiempo completo y por tiempo indefinido. En eso vamos a trabajar estos próximos cuatro años para que a todas esas personas que aún no perciben la recuperación económica, que la hay, le llegue y lo haga en forma de calidad en el empleo.

-Los empresarios zamoranos siguen clamando por la colaboración entre las instituciones que gobiernan la provincia, por superar situaciones que se dan incluso entre fuerzas de la misma ideología. ¿Es posible ese plan común?

-He asistido muchos años a actos en los que es habitual que los empresarios abronquen a los políticos. Y me parece bien esa llamada de atención. ¿Unidad de acción? El PP está dispuesto a ello. Las elecciones, salvo situaciones excepcionales, son cada cuatro años y colocan a cada uno en su sitio. Mientras tanto, estamos obligados a entendernos, independientemente de quien esté en cada institución. No creo que haya problemas en ese sentido y, en teoría, es más fácil entenderse con aquellos que pertenecen a tu propio partido.

-¿Y en la práctica?

-Es una nota si quiere de broma, pero la verdad es que es solo teoría, sí.

-Se inicia una nueva legislatura con la esperanza de que dure más de seis meses?

-Tiene que durar cuatro años.

-Pues eso exige acuerdo y espíritu de generosidad por todas las partes. ¿Cómo ve el panorama?

-Creo que va a haber gobierno. Es imposible que haya unas terceras elecciones ni hay alternativa a un Gobierno de Mariano Rajoy, no existe numéricamente. Y tiene que haberlo cuanto antes. En septiembre tienen que elaborarse los presupuestos y queremos una negociación rápida, aunque tranquila para que cada cual tome sus posiciones.

-Rajoy dijo que empezaría los contactos con el PSOE, la primera en ser llamada, sin embargo, ha sido Coalición Canaria. ¿Cambian de estrategia dejando que los socialistas "hiervan" en sus propios problemas internos?

-Yo no recuerdo si llegó a usar la palabra "primero". Lo que dijo es que hablaría con todas las fuerzas políticas y especialmente con aquellas que se puede pactar. No es relevante quien es primero, lo importante es hablar con todas. En esta primera ronda lo que se pretende es conocer si existe ánimo de sentarse a dialogar. A partir de ahí se verá si se puede constituir una comisión negociadora y ver las posibilidades bien de una coalición, o de apoyos puntuales para la investidura?

-Ciudadanos, aunque Rivera no insiste tanto, dijo que no apoyaría a Rajoy, pone trabas a un posible entendimiento con el PNV y pide una moción de confianza dentro de dos años.

-No es tiempo de vetos, los vetos provocan la parálisis y los ciudadanos quieren que lleguemos a un acuerdo. A Ciudadanos el veto a Rajoy le ha pasado factura en estas últimas elecciones. Yo le pido a Ciudadanos la misma capacidad de diálogo que tuvo con Pedro Sánchez tras el 20-D, eso como mínimo. Si la tuvo con alguien que perdió las elecciones, que la tenga ahora con alguien que ha ganado con 8 millones de votos que es Mariano Rajoy. Si tenemos eso, estoy convencido de que podremos llegar a un acuerdo.

-Y aún así, sería necesaria la abstención del PSOE, que no parece estar por la labor.

-Necesitamos el apoyo aritmético de Ciudadanos, pero nuestra primera opción es formar la gran coalición con el Partido Socialista en la que estuviera el partido de Rivera. O, en todo caso, gobierno con apoyos puntuales, aunque no sería lo deseable. Los problemas internos del PSOE les corresponde solucionarlo a ellos, somos muy respetuosos con los problemas de liderazgo, no vamos a decir quien tiene que dirigir el Partido Socialista, solo le pedimos la responsabilidad que le corresponde por su papel histórico en la España democrática. El PSOE ha gobernado durante más tiempo que el PP y ha sido un partido estable, forma parte del bipartidismo tradicional, ahora tan denostado, pero que ha contribuido a la estabilidad de este país durante décadas. Le pedimos que esté a la misma altura histórica que lo está la trayectoria de un partido tan importante.

-Un PSOE que les ha venido acusando de ejercer la "pinza" con Podemos para borrarlos del mapa político.

-Es que en el pecado llevan la penitencia. El problema del PSOE, a nuestro juicio, es su propia confusión ideológica, cuando no estratégica. Critica a Podemos, los llama oportunistas, marxistas, comunistas y luego hace a Carmena alcaldesa de Madrid, facilita la entrada de Ada Colau en Barcelona, que cuestiona el derecho a la propiedad privada, o a Kichi alcalde de Cádiz, que dice que la sanidad venezolana es mejor que la española. Pues fantástico, supongo que nunca se habrá puesto enfermo en Venezuela. Todo eso lo ha hecho el PSOE y esas grandes contradicciones pasan factura. La pérdida de identidad es algo que no perdonan los electores.

-Hablaba antes de la importancia de saber esperar, en eso tiene usted un maestro en Madrid, su propio presidente. ¿La urgencia con la que plantean las negociaciones para formar Gobierno quiere decir que veremos a un Rajoy distinto?

-Cuando felicité a Mariano Rajoy el domingo le dije; presidente, he aprendido mucho de ti. A veces no hacer nada es hacer algo. Manejar los tiempos es importante y eso Mariano Rajoy lo sabe hacer con maestría, para desesperación de casi todos, tanto propios como extraños. Pero la situación ahora es muy distinta del 20-D, tenemos una gran diferencia de votos y escaños frente al segundo partido más votado, pasarán cosas distintas, no le quepa duda.