La magistrada del Juzgado de lo Penal absolvió a los cinco procesados por sustraer más de un centenar de corderos en cuatro robos, ocurridos en Sayago, por falta de pruebas directas y por el cambio de versión del imputado que admitió haber cometido el delito y señaló al resto de procesados como parte del grupo que asaltó explotaciones ganaderas entre agosto de 2012 y junio de 2014. El joven aseguró en el juicio que si confesó fue porque le presionó la Guardia Civil cuando le detuvo y le condujo hasta la Comandancia de Zamora. Las reses robadas tenían menos de seis meses, edad a la que no es necesario que se les coloque el crotal que identifica a la ganadería que pertenecen, lo que dificulta su venta en el mercado negro.

Los cinco procesados, sobre los que pesa la acusación de haber perpetrado otros robos (hasta una docena más) de unos 400 corderos más, se enfrentaban a penas que computaban un total de 18 años de prisión, de acuerdo con la petición de la Fiscalía Provincial. El Ministerio Público sostuvo que se trataba de un grupo de delincuencia organizada, tal y como recogió la Guardia Civil en sus diligencias, en las que se concretaba el robo de 20 corderos el 30 de mayo de 2014, en Almeida, de Sayago; de 45, en Muga; de 10, en otra localidad de la zona; y de 44, en otro municipio sayagués.

Dos de los procesados, tratantes y ganaderos, de iniciales A.G.G. y J.M.F., habrían sido los cerebros de la trama, de modo que ambos visitaban las explotaciones ganaderas para comprobar qué corderos, menores de seis meses, podían robarse. A través de la explotación de uno de ellos se llevaría a cabo la venta a terceros, explicarían los agentes que investigaron los hechos y que mantuvieron en alerta a los ganaderos de la zona durante tres años. Este fue uno de los primeros casos que se resolvió dentro del Plan Roca de la Guardia Civil.

No obstante, la juez no pudo encontrar pruebas inequívocas de que los imputados fueran los autores de los hurtos de los corderos, puesto que la Guardia Civil se basó el testimonio del primero de los arrestados, el más joven, F.J.G.B., para detener la resto de los acusados. Este procesado, con antecedentes policiales, se desdijo ante la magistrada del Juzgado de lo Penal de la confesión del 20 de junio de 2014 en la Comandancia de Zamora, "yo no hice nada", aseguró a preguntas de la Fiscalía en la vista oral, al tiempo que no dudó en acusar a los guardias de presionarle, "me dijeron que, si me inculpaba e inculpaba a los otros, no me pasaría nada". El joven tenía asuntos pendientes con la justicia cuando fue arrestado.

Por otro lado, no se practicaron diligencias para comprobar si existían huellas de rodaduras del vehículo que pudo usarse para cargar los corderos y llevárselos, ni recogida de otras pruebas, como las pisadas, que pudieran haber ayudado a relacionar a los imputados con estos cuatro sucesos. Los otros procesados , A.V., "El Portugués", habían trabajado en algunas de las explotaciones.