Cada edición del Congreso Sefardí termina con una sorpresa que permite a los organizadores ser optimistas sobre su futuro. Si el Centro Campantón prepara ya la quinta edición -en la que realizarán un esfuerzo atendiendo al quinto aniversario del proyecto- es por noticias como la que Abraham Haim, colaborador de la iniciativa realizó ayer. El presidente del Consejo de las Comunidades Sefardíes de la Ciudad de Jerusalén anunció la donación de parte de su biblioteca personal al órgano que dirige Jesús Jambrina para su uso cuando el centro cuente con una sede física, uno de los anhelos en los que trabajan en los últimos años. Asimismo, se hizo pública la cesión de la primera edición del libro "Los caminos del Talmud", un manual de enseñanza escrito por el propio Isaac Campantón, utilizado en las escuelas e la diáspora después de 1492.

Ahora bien, la apertura de un centro permanente es harina de otro costal. El profesor Jesús Jambrina valora las intervenciones realizadas en la inauguración del congreso por el concejal de Turismo, Christoph Strieder, y la edil de Cultura, María Eugenia Cabezas, quienes aseguraron ser conscientes de la labor social y de investigación que se está llevando a cabo en Zamora para situar el territorio en el mapa de Sefarad.

En el plano académico, llamó la atención la intervención conjunta de Anun Barriuso, José Manuel Laureiro y Gregorio G. Olmos, quienes trazaron un mapa con conceptos como antijudaísmo y antisemitismo, desafortunadamente tan de moda con el ascenso de los grupos de ultraderecha en el contexto europeo.

Asimismo, los ponentes pusieron especial atención en la ponencia de Iztjak Benabraham, director del Centro Moisés de León. El estudioso habló de la labor del órgano en la recopilación de información en obras publicadas, pero de difícil acceso para el común. El centro es uno de los facultados por el Ministerio de Exteriores para expedir certificados a personas que quieren obtener la nacionalidad española por su ascendencia sefardí.

Para finalizar, medio centenar de personas se reunieron en un restaurante de la ciudad para celebrar la ya tradicional cena de Shabbat, un acto de carácter más íntimo que sirve de prólogo ya a la quina edición de una iniciativa consolidada que ha permitido situar a Zamora en el mapa de Sefarad.