La diferencia entre fallecimientos y nacimientos registrada durante el año pasado en la provincia de Zamora viene a constatar una realidad incuestionable: que la provincia envejece a pasos agigantados y que pierde población a un ritmo no menos lento. A los datos sobre inmigración y emigración conocidos el pasado miércoles, que indicaban que la provincia perdió más de mil habitantes durante el año pasado en beneficio de otras provincias o países, se suman ahora otras estadísticas que indican que en la provincia fallecieron 2.745 personas durante el año pasado mientras que solo nacieron 968. Una diferencia muy importante, de 1.777 personas, que es la segunda cifra más importante de la región solo por detrás de León.

Ya a nivel regional, el saldo vegetativo de Castilla y León arrojó el pasado año un balance negativo al registrarse 11.883 defunciones más que nacimientos, según los datos ofrecidos por el INE en su estudio sobre movimiento natural de la población. Sólo Galicia, con 12.269 personas menos, presentó un peor balance que la comunidad. Diez comunidades cerraron 2015 con saldos negativos, mientras que Madrid (17.912) encabezó los incrementos por delante de Andalucía (8.546) y Cataluña (5.092). A nivel nacional el saldo fue negativo en 2.753 personas, la primera vez que se da esta circunstancia en los últimos diez años.

Por provincias, en todas se registraron retrocesos encabezados por León (3.184), Zamora (1.777), Salamanca (1.629), Burgos (1.106), Ávila (1.036), Palencia (994), Valladolid (991), Segovia (611) y Soria (555).

Por su parte, la esperanza de vida alcanzó los valores más altos en Comunidad de Madrid, (84,0 años), Comunidad Foral de Navarra (83,8) y Castilla y León (83,7). Los valores más bajos se dieron en las ciudades autónomas de Melilla (79,6 años) y Ceuta (80,7) y en las comunidades de Andalucía (81,4) y Canarias (81,9).

Por provincias, la esperanza de vida más alta se alcanza en Salamanca (84,65 años), por delante de Soria (84,29), Burgos (84,23) y Zamora (83,65). En lado opuesto aparece Ávila (82,57 años), Palencia (83,02), León (83,33), Valladolid (83,34) y Segovia (83,42).

Por otra parte, Castilla y León registró en 2015 la segunda tasa bruta de natalidad más baja del país con siete nacimientos por cada mil habitantes, sólo por encima de Asturias (6,2) y muy lejos de los 10,1 nacimientos de Murcia, comunidad que encabezó el "ranking". La media nacional fue de nueve y por encima se situaron, además de Murcia, Andalucía (9,6), Navarra y Cataluña, ambas con 9,5, y Baleares (9,4), mientras que Galicia (7,1), Cantabria (7,5), presentan niveles similares a los de Castilla y León.

En total, en Castilla y León nacieron el pasado año 17.336 niños, un 3,4 por ciento menos que en 2014 (17.886), y una cifra que está muy lejos de los 20.486 de 2010. El número de nacimientos disminuyó en todas las comunidades autónomas durante 2015. Los mayores descensos se dieron en las comunidades de Cantabria (menos 4,3 por ciento), La Rioja (3,5 por ciento) y Extremadura (3,4 por ciento en negativo), mientras que las menores caídas se registraron en Baleares (0,9 por ciento), Galicia (1,1 por ciento) y Castilla-La Mancha (1,2 por ciento).

En el informe del INE también se destaca que a nivel nacional el número de mujeres entre 15 y 49 años (en edad de ser madres) continúa bajando desde 2009 debido a tres razones. En primer lugar, porque ese rango de edades está formado por generaciones menos numerosas nacidas durante la crisis de natalidad de los 80 y primera mitad de los 90. En segundo lugar, por el menor flujo de inmigración exterior. Y, en tercer lugar, por el mayor número de emigraciones al exterior de los últimos años. De todas formas, a pesar de la reducción en el número de nacimientos se produjo un aumento en el indicador coyuntural de fecundidad o número de hijos por mujer (que se situó en 1,33 frente a los 1,32 del año 2014) dada la disminución en el número de mujeres en edad fértil.