-Sin embargo, quien tenga interés por conocer la colección Cueto debe saber que ninguna prenda está expuesta, ¿verdad?

-Así es. No hay nada expuesto de esa colección como tampoco del conjunto de cerámica tradicional, formada por 6.000 piezas. Suele decirse que lo que se ve es el uno por ciento del total. En nuestro caso, quizá no llegamos.

-Por lo tanto, en el caso de la colección Cueto hay que quedarse con ese otro trabajo interno de catalogación y cuidado.

-Un trabajo oscuro, vital e inacabado. Investigar ese tipo de piezas es largo, complejo y se extiende a lo largo del tiempo. Siempre debe considerarse aún por terminar a la espera de cualquier avance futuro.

-En el aspecto personal, ¿le agrada tener este conjunto de prendas?

-Me agrada cualquier colección de las que tenemos, ya vengan por la compra a un particular, en una subasta o en el mercado. Cada prenda tiene su propia historia y la de la vía por la que viene. Desde luego, sin coleccionistas, como el caso de Alfredo del Cueto, no podría haber museos. Los coleccionistas llegan donde los museos muchas veces no pueden, porque conocen su provincia y están más cerca.

-Ha visitado Zamora este fin de semana como respuesta a la invitación de la agrupación La Morana, que acaba de realizar una exposición de prendas elaboradas por sus socios. ¿Qué opina de un colectivo que trabaja en lo tradicional y en lo local ahora que lo que realmente está de moda es lo global?

-Desde una posición central, en una institución del Estado, hemos percibido que por fortuna a lo que no llega este museo llegan otros centros, asociaciones o grupos folclóricos. La labor de recuperación y la puesta en valor están siendo fantásticos. Las asociaciones locales son el motor de nuestra cultura. Nunca se ha trabajado tanto y tan bien como en la actualidad. Ya no están compuestas por entusiastas o eruditos locales decimonónicos, con otro tipo de formación. Ahora son gente joven, muy preparada, que ha visto mucho y sabe mucho.

-Ha tenido la oportunidad de visitar el Museo Etnográfico, donde se ha celebrado la muestra, en numerosas ocasiones, ¿cuál es su opinión?

-Es otro ejemplo más que parte de una colección privada, de Caja España, que deriva en un grandísimo museo, el primero de otros muchos que ponen en valor nuestro patrimonio. No son suficientes aún. Es necesario seguir trabajando en un legado único en Castilla y León. Considero el Etnográfico mi propia casa.

-El centro regional representa todo aquello que se propugna en nuestro tiempo, no solo un edificio repleto de objetos de enorme valor, sino un órgano que promueve y difunde la cultura tradicional con la mirada puesta en el futuro, ¿es el camino correcto?

-El Etnográfico es, sobre todo, un lugar que tiene que invitar a dos cosas: la reflexión y al disfrute. Si logramos contribuir a esas dos cosas, disfrutar con la visita y reflexionar sobre la condición humana en el espacio y en el tiempo, la misión está cumplida. No se trata de ir a divertirse, sino a disfrutar, que es algo más intenso y que deja una huella más profunda.

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