-Recientemente ha prologado el libro de Gregorio González Olmos titulada "Yucé, el Sefardí", ¿qué le ha parecido?

-Una novela muy bonita, con un tempo histórico muy logrado. En cuanto al lenguaje, no tiene sentido que fuera el ladino porque no se entendería, pero que se acerca en la sintaxis a la forma castellana. Le he dado mi apoyo porque lo merece, de lo contrario, le habría dicho que su libro no merecía la pena. Por otro lado, hay quien dice que para ser escritor hay que ir a la Universidad, pero si a lo mejor no le interesa y ya está. A la gente hay que juzgarla por lo que es. El viejo castellano decía que "nadie es más que nadie sino hace más". Si hace más? habrá que reconocerlo.

-Usted ha tenido muchos reconocimientos a lo largo de su vida, desde el Premio Nacional de Literatura al Cervantes, ¿qué han supuesto para usted?

-Son un regalo, no es una oposición que se estudia. A veces me he preguntado como me votaron para esos premios, pero en todo caso, son lo que son, hay que agradecerlos. Me ilusionó mucho el Premio Nacional, quizá porque lo vi muy cercano. El Cervantes me cogió por sorpresa.

-¿Qué futuro le ve a la literatura?

-No tiene un futuro muy inmediato. Quedará porque siempre habrá gente "enferma" o no sé cómo lo llamarán los psiquiatras? En los libros se encuentra otro vivir.