La actualización de la preparación de los monitores del campamento de la parroquia a través de un curso impartido por Cruz Roja posibilitó que una veintena de personas vinculadas a la iglesia de San Lorenzo, incluido su párroco, conocieran en profundidad el funcionamiento de un desfibrilador y sus muchas ventajas "puesto que ayuda a restablecer el ritmo cardiaco y a salvar vidas porque es una intervención previa a que lleguen los profesionales del 112", remarca el sacerdote Jesús Campos.

La concienciación, que evidencia el párroco al hablar, no quedó solo en la parte teórica sino que la propia comunidad de San Lorenzo quiso dar un paso más. Y es que desde el grupo matrimonios, integrado por personas vinculadas con el ámbito sanitario y por otras que participaron en este reciclaje con personal de Cruz Roja, se ofrecieron a realizar una donación que sufragara la adquisición del aparato, cuyo precio ronda los 1.200 euros.

"San Lorenzo es una iglesia muy concurrida y en cualquier momento puede necesitarse este aparato. Estamos ligados a la parroquia y todos de alguna manera vimos que era una necesidad más que beneficia a toda la población", argumenta una de las integrantes del grupo de matrimonios, Fina Hernández, quien alude a que las patologías cardíacas son muy frecuentes e incluso pone como ejemplo que "en Estados Unidos todos los políticos importantes llevan uno en sus coches porque es fundamental si surge un problema cardíaco".

"Existe una sensibilidad en la parroquia y se dio una facilidad por el grupo de matrimonios pero no se han desatendido otras necesidades" recalca Jesús Campos que añade: "Siempre que sea susceptible de que salve una vida será una inversión de un dinero destinado por una serie de personas a un fin que excede los límites de la propia parroquia", dado que el barrio está muy poblado, cuenta con varios centros educativos cerca e incluso una residencia de ancianos y "aunque estamos cerca de los dos hospitales si hay que atender una emergencia el centro base del 112 está en Santa Elena", insiste el cura.

La comunidad de San Lorenzo ha conocido la adquisición a través de la hoja parroquial. Para unos la compra ha pasado desapercibida y en otros vecinos y feligreses se ha despertado la curiosidad "algunos incluso me han preguntado que para qué servía", comenta el párroco que tiene muy claro que el utensilio tiene batería para cinco años y ojalá que nunca tenga que usarse pero "con una vez que se use, está amortizado", precisa el sacerdote que está al frente de esta parroquia del barrio de Los Bloques desde hace una década.

El desfibrilador está ubicado físicamente en el portal que hace las veces de distribuidor de estancias en la parroquia. Han apostado por este punto por tratarse de un lugar que "poco tiempo pasa sin alguien que pueda abrir la puerta" de acceso y porque "todo el mundo en el barrio sabe quién es la sacristana", precisa el párroco.

La presencia del desfibrilador está indicada visualmente a través de una serie de señales verdes ubicadas tanto en el exterior del templo como el propio interior y también aparece en las aplicaciones de móvil como un lugar cardioprotegido.

En cuanto al protocolo a seguir en caso de necesitar ser usado si a alguien le diera un infarto en las inmediaciones del templo "siempre se debe llamar al 112 y mientras haces una respiración cardiopulmonar, si sabes que hay un aparato cerca como es el caso de la parroquia, puedes mandar a alguien a por él pues el tiempo es vital", especifica Campos. A la hora de usarlo hay que seguir un protocolo y solo lo puede utilizar la persona que tiene una titulación homologada por Sanidad.

La rapidez en la intervención también la menciona el responsable de Socorros y Emergencias de Cruz Roja de Zamora, Alejandro Hernández: "El tiempo es indispensable. Marca la diferencia. Es cuestión de minutos", dice de manera taxativa. La organización no gubernamental en los eventos donde tiene presencia y donde se va a producir una masificación de gente "siempre tenemos uno porque es fundamental".

Pese a que este aparato ayuda a salvar vidas en Castilla y León todavía no existe una norma que obligue a contar con uno en recintos públicos. "Existe la recomendación de que en los espacio deportivos se fomente su instalación", detalla Hernández que alude a que hay un desfibrilador en el Campus Viriato, en Cruz Roja o en el edificio principal de la Junta de Castilla y León.