Más del 90% de los estudiantes del ciclo de Mecatrónica que se imparte en el IES Universidad Laboral se inserta en el mundo laboral nada más finalizar sus estudios. Así se comprueba después de su implantación hace tres años. "Muchos de los alumnos se quedan en las empresas donde hacen prácticas durante el segundo año de formación", apuntó el profesor del módulo de Integración de Sistemas de este ciclo, Antonio Peláez.

El profesor valoró en este sentido el proyecto de mecatrónica dual que se desarrolla en segundo. "Tenemos a los alumnos desde el mes de octubre en empresas y se combina la práctica con las clases teóricas. Lo que se consigue así es que tengan más contacto con el mundo laboral desde el primer momento y que tengan en vez de 380 horas de prácticas, un total de 715, así que prácticamente se dobla la experiencia de los alumnos en las empresas", calculó Peláez.

La excelente acogida de este ciclo en el mundo laboral sigue la estela del resto de formaciones profesionales que se imparten en Zamora, como atestiguó el director provincial de Educación, Fernando Prada. "Un evento fundamental para este objetivo es el de Aula Empresa, que alberga 17 proyectos con una inversión de 60.000 euros, destinados a proyectos como el de la Universidad Laboral. Hay que seguir apostando por esta vía, ya que la inserción se acerca siempre al 100%", valoró Fernando Prada.

"Disponemos de 47 ciclos formativos, 25 de ellos de grado superior. Tenemos un FP consolidada y fuerte y Zamora es la única provincia de Castilla y León que, con más de 2.600 alumnos, mantiene la estabilidad de la matrícula de estas titulaciones en los últimos años", apuntó sobre las posibilidades de este tipo de formación en la provincia.

De campeonato

Las instalaciones del IES Universidad Laboral albergaron ayer la fase regional del campeonato de Mecatrónica, en la que participaron ocho parejas de alumnos de centros de Ávila, Salamanca, Burgos, Segovia, Valladolid, Aranda de Duero, Ponferrada y Zamora, con los alumnos Pablo Niño y Javier Monje como anfitriones.

Todos ellos se afanaron durante la jornada de la mañana en realizar una maqueta de una máquina a partir de cero, con la realización de un programa para que el aparato funcionara. En este caso, se trataba de un brazo manipulador que mediante sensores ópticos pudiera discriminar unas piezas y seleccionar otras para depositarlas en sus espacios correspondientes. Tras el montaje, los miembros del jurado valoraron tanto la secuencia como el tiempo empleado y el acabado para decidir el equipo ganador.