Los abogados de la sobrina y su entonces pareja (ya no siguen juntos) defendieron que recibieron el dinero de la tía por la voluntad de ayudarles, sin que tuvieran nunca acceso a las cuentas. Defendieron que el caso nunca tuvo que llegar a la vía penal, ya que se trata de un asunto civil en el que se debe dilucidar si el dinero que sacó la tía de la cuenta que tenía en común con su esposo fue mayor del que le correspondía. De hecho la tía ingresaba el sueldo por su trabajo, las cantidades ganadas en la lotería (le había tocado dos veces) e incluso dejó como herederos de su parte a los hijos de su esposo, herencia que incluía un piso en la avenida de Galicia. Las defensas indicaron que la tía tenía discapacidades físicas, pero no mentales y de hecho gastaba su genio, por lo que no es fácil que la sobrina pudiera estarla engañando. Creen que el marido estaba de acuerdo con ayudar a la sobrina y fue después, cuando se enteraron los hijos (y herederos) cuando presentó la denuncia. Un empleado de banca, al que le salió de ojo tanta retirada de efectivo, declaró en el juicio que ayer quedó visto para sentencia.