"El tabaco es el principal factor evitable de enfermedad y muerte". Es una de las premisas que justifica la puesta en marcha de una consulta específica para ayudar a la gente a dejar de fumar, como hizo el centro de salud Virgen de la Concha en marzo de 2011, hace cinco años. Aunque todos los profesionales del centro se encargan de reclutar a los pacientes, el encargado directo de la consulta es el enfermero José Ángel Sánchez Cerezal, experto en el asunto gracias a un máster que hizo con la Separ (Sociedad Española de Patología Respiratoria). Y un lustro es un buen momento de hacer balance y las principales cifras hablan por si solas: 400 pacientes nuevos de los cuales un 30% ha logrado dejar el hábito.

"Aunque parece que no es así, por las leyes restrictivas que se han puesto en marcha, todavía fuma mucha gente y muchos jóvenes que se inician en el hábito" y de ahí vino el planteamiento de una consulta para luchar contra el tabaco "como parte del proceso de atención al paciente. El objetivo es conseguir más salud para la gente. Lo que mejor puede hacer hoy en día una persona por su salud es dejar de fumar, es una de las pocas cosas que tiene a su alcance, igual que la alimentación o el ejercicio físico".

La consulta funciona dos días a la semana, martes y viernes, de 12.00 a 13.30 horas. Al paciente nuevo se le hace, en primer lugar, una entrevista, "se fija el tratamiento siempre en consenso con el médico y luego le hacemos, que es la clave, un seguimiento durante un año, con entre ocho y nueve visitas, primero más continuas y luego más espaciadas. Desde mi punto de vista ese el gran secreto, el seguimiento, que el paciente tenga que venir. No es lo mismo eso que darle unas pastillas y decirle: hasta luego, si no deja de fumar, ya nos veremos". A los 400 pacientes nuevos se les han hecho unas 1.620 revisiones: "Nos dirigimos a la zona básica de salud del centro y pacientes de otras áreas". La edad media de los pacientes es de 42,5 años, aunque la franja es amplia, y va desde los 16 a los 65 años mayoritariamente. Pero incluso hay fumadores por encima de esa edad, un 4%: "Me parece extraño, pero hay mucho abuelillo que todavía fuma". No hay diferencia entre el número de hombres y mujeres que acuden a consulta, aunque ellas suelen asistir más a las revisiones.

El enfermero cree que diseñar la atención al tabaquismo centralizadamente en una consulta "ha hecho aumentar la eficacia para conseguir el abandono del tabaco. Es un elemento motivador para el resto de profesionales del equipo que son parte del proceso para la captación. Y otra de las fortalezas es el seguimiento personalizado durante un año, es la clave para el éxito, aparte de la ayuda farmacológica".

"Estamos en torno a un 30% de abandono del tabaco, es muy elevado. Parece poco, pero son los mejores que se pueden obtener. El tabaco es una enfermedad crónica que no se cura., entonces la gente recae".

Los fumadores que quieren dejar el hábito se pueden agrupar en tres motivos, explica José Ángel Sánchez. "El primero la salud, todo el mundo la menciona. Otro la familia. Mucha gente me dice "la mujer me tiene hasta...no me deja ni fumar en casa". Y el tercero, importante, es la economía, sobre todo desde los tres últimos años". También ocurre que "hay gente que renuncia al tratamiento porque no se lo puede costear. Ningún tratamiento para dejar de fumar está financiado. Los tratamientos vienen costando entre 250 a 300 euros para tres meses en total y claro hay mucha gente que dice que están cobrando 400 de paro, no pueden porque sus hijos tienen que comer. Les dices que se están gastando cinco euros al día y te contestan, "pero claro, esos 300 los tengo que soltar de golpe y los cinco euros hoy los saco de aquí o mañana de allá".

No siempre se requieren fármacos. Hay quien lo deja sólo con apoyo psicológico (las embarazadas, por ejemplo), hay quien toma tratamientos sustitutivos con nicotina (tipo chicles, comprimidos o parches) y están los fármacos, sobre todo la vareniclina, "que es un tratamiento diseñado exclusivamente para dejar de fumar".

Y hay que tener mucho cuidado porque es fácil volver a caer en el hábito. "El cigarrillo funciona mucho entre los refuerzos positivos y negativos. La gente se puede volver a enganchar en celebraciones comuniones, bodas, entierros, discusiones, tras un disgusto...Si ingresan a mi madre, la van a operar, bajo con mi hermano a la rampa y me ofrece un cigarrillo, lo cojo y ya estoy en peligro. El que ha sido fumador sabe que el contacto con el tabaco de nuevo puede provocar que vuelvas a fumar, porque nuestro cuerpo siempre va a estar preparado para que cojas un cigarro, siempre te va a andar chinchando".