El acuarelista Fernando Bordell vuelve a exponer en la galería Espacio 36-Ángel Almeida. En esta nueva muestra presenta 30 obras y se da a conocer como paisajista.

-Regresa tras seis años sin exponer en solitario.

-La muestra se llama acuarelas, técnica a la que me dedico desde hace años. En ella se pueden ver mis temas recurrentes como vegetaciones y raíces en esta ocasión presento por primera vez paisajes.

-Ahonda en el paisaje ya sea primavera, con niebla o nieve.

-Ahora estoy buscando la magia del paisaje, no quiero el paisaje retratado. Estoy buscando el misterio del paisaje y no hace falta irse muy lejos. En la muestra hay ríos, como el Valderaduey, el Tera o el arroyo de Valorio, algunas nevadas de Sanabria e incluso del mismo Sayago. He elegido los paisajes que nos rodean porque tienen su encanto. Lo me interesa es la magia y el misterio que hay en los paisajes, que la gente vea algo más en los cielos tormentosos.

-El paisaje es el motivo que más exhibe en la muestra ¿por qué?

-Siempre he hecho paisaje, pero hasta ahora nunca los había expuestos. Esta es una pequeña selección de los cientos que tengo. Ahora lo muestro porque me están quedado mejor (Risas). Es un trabajo muy constante. Me estoy acercando a lo que yo quiero en esa búsqueda de la luz y de la magia de esos atardeceres o de las tormentas.

-El agua también tiene su peso en su obra, ya sea como nevadas ya sea en ríos o en movimiento.

-Siempre me ha gustado mucho el tema del agua y plásticamente es muy recurrente. En la muestra presento los paisajes que más me gustan tras años de trabajo. El paisaje urbano lo tratan muy bueno pintores y a mí no me interesa, me interesa esa movilidad del agua o el reflejo de un atardecer, ese misterio del paisaje.

-¿Tenemos que mirar lo que nos rodea con otros ojos?

-Yo cada vez que voy a campo veo muchos matices que a la gente, quizá, le aburren. Ahora el campo está precioso con los amarillos de la colza. Tenemos que ver lo que nos rodea con mucha atención.

-El bodegón también tiene su presencia en su muestra.

-Por un lado hay alguno con la vid y otros con rosas. Las rosas estéticamente juegan muy bien con el verde de las hojas y el cristal. Es un juego de efectos con el fondo en blanco que me caracteriza. También presento obras muy pequeñas, casi tipo postal. Se trata de apuntes in situ que retoco en el estudio.

-Usted es uno de los artistas zamoranos presentes en Aqua.

-Es la primera vez que una obra mía puede verse en Edades. Me invitó el comisario, José Ángel Rivera de las Heras, y estoy muy contento. La obra está muy bien situada dentro de la muestra y es un cuadro vegetal bastante grande que refleja el Edén y juega con la recepción del agua por parte de la Humanidad. En la parte de arriba, la vegetación está fresca y frondosa mientras que en la parte baja es todo podredumbre porque no recibe el agua del bautismo. Profesionalmente es una gran proyección dado que vendrán miles de personas a Toro.

-¿En qué está embarcado en estos momentos?

-No tengo ninguna otra exposición prevista porque en esto proyectar ahora es complicado. La situación actual limita que te muevas. Por otro lado, a mediados de mes se presentaré un libro que realizado con José Navarro Talegón sobre Toro. Pasear con Pepe por Toro es un placer, pues descubres la belleza de esa ciudad y un buen día, hace más de un año, surgió la posibilidad de hacer el libro, que ahora está en imprenta. El volumen reúne más de 90 acuarelas acompañadas de textos escritos por el historiador.

-¿Corren buenos tiempos para la acuarela?

-La acuarela ha sido considerada por mucha gente como un arte menor, pero no para mí porque con ella consigo cosas que con el óleo me eran imposibles. Esa rapidez en el toque, esa trasparencia y frescura en los colores son fundamental para los paisajes. En el empaste del óleo consigues otras cosas pero no esto.

-Usted ha estado implicado en la organización de la Bienal y en el colectivo Aceña Cultural. ¿Echa en falta esa actividad cultural?

-Creo que es muy difícil que haya un movimiento como Aceña Cultural. Éramos personas muy afines sobre todo en posiciones vitales. Aceña fue un movimiento muy importante y reivindicativo porque la cultura estaba muy mal, pero ahora mismo está todavía peor, es inexistente. La cultura genera mucho dinero al Estado y además en vez de potenciarlo la machacan y se percibe en todos los niveles. Yo no dijo realizar una bienal de nuevo pero sí montar algo culturalmente interesante en Zamora. Hay que mirar que las provincias limítrofes han apostado por alguna actividad identificativa y aquí solo se piensa en conciertos en San Pedro. Tiene que moverse el que tenga el dinero y que recurra, por ejemplo, a un comité de expertos para que asesore.