Tres robos en cuatro horas. Las alarmas volvieron a saltar en la madrugada de ayer en la capital. Y esta vez no fue un accidente de tráfico, sino los asaltos a tres comercios: un quiosco, una clínica veterinaria y un estanco, este último al empotrar el ladrón en uno de los escaparates un Opel blanco, que podría haber sido sustraído previamente. En los otros dos casos, que la Policía Nacional investiga si tienen relación, los delincuentes optaron por reventar el cristal de las puertas de acceso con una tapadera de una alcantarilla, en el quiosco; y con la del registro de luz, en la clínica veterinaria, según informó el concejal del PSOE de Seguridad Ciudadana en el Ayuntamiento de Zamora, Antidio Fagúndez.

Hasta el lugar de los tres sucesos, el centro de la capital, el barrio de la Candelaria y el de las Vegas, se trasladaron los integrantes de la policía científica de la Comisaría de Zamora para tomar huellas dactilares y pruebas que pudieron dejar los ladrones en los tres establecimientos, al objeto de conseguir pistas que permitan hilar la investigación para tratar de localizar a los autores del asalto.

Los tres sucesos tuvieron lugar entre las 2.30 hasta las 6.30 horas, el primero de ellos fue el alunizaje en el quiosco de la calle de Amargura con la de Pablo Morillo, con un vehículo que tanto la Policía Nacional como la Municipal tratan de localizar, indicó Fagúndez. Los ladrones entraron en el establecimiento, de cuyo interior sustrajeron algunos artículos, abundó el edil socialista. El propietario del negocio repuso el amplio escaparte de cristal, si bien no quiso precisar el valor de lo que sustrajeron los autores del robo.

El segundo de los atracos se produjo a las 4.20 horas, en el barrio de Las Vegas, en el quiosco situado entre las calles de Amaraz y de Don Ramiro, cuya propietaria también ha querido guardar discreción sobre qué material se llevaron los ladrones. Para poder acceder al interior del establecimiento, el autor o autores del robo cogieron la tapadera de una rejilla del sumidero próximo al local y lo arrojaron contra la puerta acristalada de la entrada, lo que les permitió entrar sin ninguna dificultad. Apenas dos horas después, a las 6.30, el objetivo de los ladrones fue una clínica veterinaria, situada en la plaza de San Esteban. El modus operandi de los delincuentes fue el mismo: arrancaron la tapadera metálica del registro de luz y la lanzaron contra la puerta de cristal del establecimiento.