Juan María de Prada es, además de médico, escritor. Acaba de publicar su última novela, "La Herencia de Don Emiliano", donde, una vez más, profundiza en la literatura de carácter político.

-Con La Herencia de Don Emiliano vuelve a la literatura de carácter político. ¿Qué le da este género que no le dan otros?

-La herencia de don Emiliano indaga, desde la ficción, las deficiencias democráticas analizadas en nuestra democracia, el ensayo el actual régimen español que publiqué en 2008, y expone el conflicto entre utopía y pragmatismo. Como escritor comprometido con mi tiempo, nunca he sido ajeno a la política.

-¿Cómo se ha desarrollado el trabajo previo a la escritura de este libro, con documentos antiguos o con una visión personal de la actualidad?

-No soy un escritor de historias del pasado, siempre hablo del tiempo y la sociedad en la que vivo. La preparación de la novela fue a través de la observación de la realidad, de las propias vivencias y de las referencias literarias, periodísticas y políticas.

-Muchas de las historias que se cuentan en el libro son perfectamente aplicables a la actualidad. ¿Es algo intencionado?

-Escribí la novela hace algunos años, cuando el ambiente aún no estaba tan enrarecido como hoy y, a pesar de los escándalos y la corrupción, el bipartidismo gozaba de una aceptable salud. Observaba las deficiencias del actual régimen político y pensaba que eran el fundamento para la corrupción y la consiguiente desafección de los ciudadanos.

-Que el alcalde sea elegido por su moribundo antecesor. ¿Es una crítica a la falta de democracia interna en los partidos?

-La elección a dedo del sucesor en la agonía del alcalde sempiterno es una ironía sobre el actual sistema de elección de los candidatos y una crítica de la pobre democracia interna de los partidos. Afán del joven alcalde es corregirlo. Quiere dar voz a los militantes, que ejerzan su derecho democrático, que no se suplanten por los procedimientos de la democracia indirecta.

-Lo primero que se nos presenta en el libro es un director de periódico "sin escrúpulos". ¿Es una crítica a los medios?

-Los medios de comunicación tiene una gran responsabilidad en el control del poder y la exigencia de transparencia. El periodismo amarillo no sólo no decae esa responsabilidad, sino que crea conflicto donde no existe. Es un peligro y una afrenta para la convivencia.

-¿Qué parte de culpa cree que tienen los medios de la situación política actual, claramente bloqueada?

-Los medios de comunicación han sido conniventes con el régimen y no han criticado sus deficiencias. No sólo deben publicar los fraudes y los escándalos, la desigualdad rampante, las injusticias sociales, la falta de equidad; sino analizar sus causas, desvelar la corrupción de los procedimientos, denunciar las ineficiencias.

-¿Cree que la falta de experiencia es un obstáculo insalvable para ocupar puestos de poder?

La honradez, la sinceridad, la transparencia, son condiciones que debemos exigir a cualquier gobernante. Pero estas condiciones no parecen suficientes para garantizar las mejores decisiones. Los ciudadanos deberíamos valorar, además, otros criterios de conocimiento para elegir al mejor gestor.

-¿Qué mensaje político se esconde detrás de su nueva obra?

-Deberíamos corregir las deficiencias democráticas, estimar el valor del idealismo en la corrección de las desigualdades, permitir la esperanza, fomentar el respeto a los contrarios, la información veraz, la sencillez en el arte, la sinceridad y la voluntad de servicio en los políticos. La novela no nos puede dar soluciones, pero sí hacernos pensar.

-La obra nos muestra a un alcalde que insiste en defender su proyecto en medio de una nube de insultos e insidias. Parece que todo vale. ¿Cree que, en la política actual, todo está permitido?

-No es un secreto que en la política actual sobran insidias y calumnias. Forman parte de la lucha por el poder. Pero los ciudadanos deberíamos exigir mayor rigor a los políticos y retirar el apoyo a quienes incurran en falsedad o engaño.