Tristeza y mucho miedo. Bajo la apariencia de normalidad con la que transcurre la vida en Bruselas, la población deja traslucir la herida aún abierta de los atentados yihadistas del 22 de marzo en el aeropuerto y el metro. El recuerdo de los 33 ciudadanos muertos y de los 340 heridos no se apaga en la plaza de la Bolsa, donde la presencia policial sorprende a los visitantes. "Había más de 40 agentes para evitar manifestaciones y un autobús de policía aparcado", detalla Diego Lozano, uno de los zamoranos que estuvo en la capital de Bélgica con la expedición de 25 integrantes de Juventudes Socialistas (JJ SS) de Castilla y León que visitó el Parlamento europeo.

Allí dejaron sus "mensajes individuales", junto a los de miles de personas que lo habían hecho antes, "la gente deposita fotos, flores, velas, banderas de países diferentes... Da pena, hay gente de continuo, belgas y de otros países. Da pena". La sensación que se respira en ese lugar, que se ha convertido en santuario, es "de luto, de tristeza".

El grupo de españoles llegó a la plaza justo después de que unos neonazis provocaran un altercado y "cuando desplegamos la bandera de Juventudes, la policía se acercó muy amablemente nos preguntó qué hacíamos, porque están prohibidas las manifestaciones allí y explicamos que queríamos hacer una foto en apoyo a las víctimas de los atentados. No hubo problemas, aunque nos pidió discreción".

El rebrote de movimientos neonazis, intensificado tras los atentados, preocupa a los belgas, apunta el vicesecretario de JJ SS de Zamora, según pudo constatar el grupo en conversaciones con los belgas y en primera persona: sufrió el ataque de un extremista fascista. "Al oír que hablábamos en castellano, nos empezó a insultar y nos dijo "españoles de mierda id a vuestro país". Llevaba una navaja y tuvimos que llamar a la policía, que se lo llevó detenido".

En cuanto bajaron del avión, a las 2.30 horas del sábado, 2 de abril, "nos llamó la atención" la importante presencia militar, efectivos armados con fusil, en el aeropuerto, situado en una localidad a veinte minutos de Bruselas, "impresionante" tanto en el interior de las instalaciones, como en la puerta y alrededores, "había muchas furgonetas", apunta Lozano. Ese día aún permanecía cerrado el aeropuerto de la capital.

"Hay muchos militares en toda la ciudad, en las calles, más que policías, y camiones del ejército" para garantizar la seguridad y evitar nuevas acciones terroristas, especialmente en las estaciones de trenes. La vigilancia es máxima, explica Lozano. Durante su estancia, tuvieron ocasión de charlar con los belgas, que "tienen miedo, pero no se van a quedar en casa metidos, hacen vida normal". Durante los tres días de estancia, "nos preguntaban si no teníamos miedo de que hubiera otro atentado y les contamos que en España hemos sufrido el terrorismo de ETA hasta hace poco, que también sufrimos el yihadista del 11-M en Madrid", con 192 fallecidos y un total de 1.857 heridos. Los jóvenes castellanoyleoneses, entre los que viajaba también el secretario de JJ SS en Benavente, Iván Casado, se alojaron en un barrio árabe, donde también tuvieron ocasión de convivir con esa población, "muy numerosa en Bruselas, que tiene mucho miedo a represalias porque nos decían que muchos belgas creen que todos son terroristas".

El grupo, que acudió como invitado a la Comisión Europea y al Parlamento de la UE por el grupo socialista, regresó impactado porque "había muchos belgas pidiendo en las calles y una gran cola en un comedor social, también custodiado por el ejército. No pensábamos encontrar ese tipo de situaciones. Nos dimos cuenta de que lo que ocurre en España está pasando en el resto de Europa, la crisis es global, no están mejor que nosotros".