"Asistí a este acontecimiento por pura curiosidad y en ningún caso por devoción. Me interesaba visitar la basílica de Saint Denys desde un punto de vista artístico y aproveché al mismo tiempo para ver lo que para mí es solo una leyenda que se mezcla con la historia de Francia y el periodo de Carlomagno". Así resume la zamorana Elisabeth García su reciente visita a este templo, ubicado en la región parisina de Argenteuil y que expone estos días la que se conoce como la Túnica de Cristo, la supuesta prenda que llevó durante su Vía Crucis.

Se trata de un acontecimiento que arrastra a miles de fieles, ya que solo se exhibe dos veces cada siglo y la última vez fue en 1984. En esta ocasión, de manera excepcional y coincidiendo con el Jubileo de la Misericordia, el medio siglo de la fundación de la diócesis de Pontoise y los 150 años de la construcción de la basílica, estará expuesta durante 16 días.

La zamorana, residente en París desde su infancia, coincidió en el templo con Luis Alfonso de Borbón, quien para los denominados "legitimistas" es el aspirante a la corona de Francia. "La basílica estaba abarrotada de gente con mucha devoción y no solo franceses sino también polacos, ya que en su país la túnica es muy famosa", asegura.

La prenda es de un tejido inconsútil, es decir, sin costuras, y según los historiadores "con el paso de los siglos, la túnica cae en manos, no se sabe cómo ni en qué fecha, de la emperatriz Irene de Constantinopla. Estamos a principios del siglo IX, época en que la emperatriz prevé consolidar su imperio amenazado casándose con el emperador Carlomagno, que era viudo. Como señal de buena voluntad, le habría ofrecido esta valiosa reliquia. Carlomagno la donó luego al monasterio de Argenteuil, donde su hija Theodrade era prior. La reliquia quedaría disimulada en el monasterio para protegerla de las invasiones vikingas y sólo reaparecería en la Edad Media, cuando se volvió objeto de veneración tanto de los eclesiásticos, de los creyentes como de los reyes de Francia", resume la zamorana.

La denominada "ostensión solemne" se está realizando bajo fuertes medidas de seguridad, con más de cien policías nacionales, servicios de seguridad de la propia diócesis y militares. "No es de extrañar que en este contexto de atentados que vive el país los franceses de vuelquen hacia los valores de su religión. En esta Semana Santa, muchas iglesias que antes estaban casi vacías se han visto repletas de fieles como para unirse contra la barbarie y reafirmar su pertenencia a la religión católica", valora la zamorana sobre el pronóstico de que serán unas 150.000 personas las que se acercarán estos días hasta Argenteuil. Y es que tras el 10 de abril, la reliquia no volverá a poder venerarse hasta el año 2034.