Los empleados de los tres establecimientos de la capital que presenciaron los atracos no pudieron identificar durante el juicio al procesado, si bien relataron la violencia con la que actuaron los ladrones y que sufrieron en primera persona, atemorizados por los encapuchados y el cuchillo de grandes dimensiones que exhibían. A la trabajadora de la sala de juegos, que estaba ubicada en la avenida de Príncipe de Asturias, le llegaron a propinar una fuerte patada en la cabeza, una vez ya tumbada en el suelo como le habían ordenado. La mujer terminó por entregarles un fajo de billetes de 1.080 euros.

Cuando la Policía Nacional llegó, tras pulsar los empleados el botón de alarma, acudieron al local la trabajadora solo pudo describir que habían actuado tres individuos, que uno se quedó vigilando en la puerta y otro entró con un cuchillo de grandes dimensiones para amenazarla y llevarse el dinero.

El trabajador de la cafetería del hotel, situado junto a la rotonda del hotel Rey Don Sancho, que también fue agredido, explicó cómo le ordenaron tirarse al suelo detrás de la barra y golpearon en la cabeza. Fue de este local de donde se llevaron el mayor botín, 8.600 euros. De una sala de juegos situada en la calle Cortinas de San Miguel sustrajeron 4.300 euros, tras hacerse con las llaves de la caja fuerte y con el mando antirrobo para impedir que se avisara a la Policía Nacional. Al trabajador también le obligaron a tirarse al suelo, amenazándoles con un cuchillo.